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La maternidad en mujeres que han sufrido abuso sexual infantil

 
Por Ana González Uriarte, psiquiatra
 
Este pasado mes de noviembre se han conmemorado dos realidades que nos afectan de pleno: el día 19 fue el Día Mundial para la Prevención del Abuso contra los niños, y el 25 el  Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.   En mayo pasado participé  en una Jornada sobre ASI donde hablé sobre Salud Mental Perinatal en mujeres con antecedentes de Abuso Sexual Infantil (ASI).   Las cifras acerca de la violencia que sufren las  niñas y las mujeres a lo largo de la vida  son realmente escandalosas.   En concreto el abuso sexual infantil (ASI) es una forma de maltrato que afecta a 1 de cada 4 niñas   (datos anteriores a la aparición de las drogas para la sumisión química y del porno).
Son cifras que hemos de tener en cuenta al atender a mujeres en  etapa perinatal, ya que el embarazo, el parto, el posparto y la lactancia son momentos sensibles en los que pueden reactivarse los recuerdos y el trauma.  Esto puede generar mucho sufrimiento, complicaciones en el embarazo y el parto, miedo al parto, problemas de vinculación con el bebé, problemas de lactancia y riesgo de retraumatización en el parto.  Esto es así incluso aunque no se recuerden los hechos, aunque puede ocurrir que el recuerdo aparezca sorpresivamente durante el parto o la lactancia.
 

Algunas conclusiones de la jornada:

  1. El embarazo, parto, puerperio y lactancia son hechos centrales de la sexualidad de la mujer. Y las mujeres victimas de ASI pueden tener preocupaciones y necesidades especiales, que es importante respetar sin juzgar: no sabemos qué experiencias puede haber detrás de demandas, miedos o dificultades emocionales que pueden parecer desproporcionadas o incomprensibles.
  2. Un trauma por violación puede reactivarse durante las exploraciones obstétricas o el primer parto, independientemente del modo de parto. Las medidas y procedimientos comunes que se usan durante las exploraciones, el parto normal o la cesárea pueden contribuir a la reactivación del trauma por violación.  Eso implica que si en todos los casos es importante respetar las elecciones de cada mujer, garantizar su derecho a la intimidad y no realizar intervenciones no necesarias, en el caso de mujeres con antecedentes de ASI es aún más importante.
  3. Preguntar cómo se le puede ayudar a que los procedimientos sean más llevaderos. Y respetar escrupulosamente sus elecciones.
  4. Un porcentaje de mujeres van a presentar cuadros psicopatológicos diversos, como trastornos de ansiedad, TEPT, síntomas disociativos, etc  pero muchas -aun sin  secuelas psicopatológicas-  pueden mostrar dudas preconcepcionales, interrupción voluntaria del embarazo, miedo al parto, temor a no poder proteger al bebé, rechazo de la lactancia, etc…
  5. Siempre hay tener en cuenta el estado emocional. Al proceder con cada mujer con gran respeto y sensibilidad contribuimos a mejorar la salud y bienestar de la mujer y de su bebé y a prevenir la retraumatización.
  6. Es importante detectar y tratar las secuelas del abuso lo antes posible, teniendo en cuenta que  aún pudiendo estar seriamente dañadas, pueden no recordar lo que les ocurrió y/o no comunicarlo en forma alguna.
  7. Ante la revelación de los abusos: aceptarlo como  una muestra de confianza, acompañar con escucha empática, transmitir seguridad y calma, validar sus reacciones emocionales, acompañar el llanto si aparece, no minimizar su experiencia.
  8. Cada mujer es diferente y vive su realidad pasada y actual de forma diferente. El tipo de ASI, su duración, intensidad, los apoyos recibidos, etc van a condicionar las secuelas a largo plazo del abuso.
  9. Por ultimo: Ofrecer información sobre recursos especializados para abordar las secuelas del ASI.


Ana González Uriarte es psiquiatra perinatal e infantojuvenil, psicoterapeuta familiar y docente del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal
 

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