A continuación os dejamos el testimonio de Lilibeth Ruiz, una alumna de Perú que realizó la formación de Fundamentos en Salud Mental Perinatal.
Soy Lilibeth Ruiz, de Perú, y quiero compartir lo profundamente agradecida que estoy con ustedes, aunque a veces las palabras no alcancen para expresarlo. Soy psicóloga y desde hace siete años también soy madre. Mi llegada a la maternidad fue traumática, desde el embarazo hasta el posparto, a tal punto que, por momentos, ni yo misma entendía lo que me sucedía. Fui víctima de mucha violencia obstétrica. Hoy comprendo lo que ocurrió y cómo todo afectó mi salud mental, a pesar de considerar la maternidad como un regalo. Durante años he luchado con pensamientos, recuerdos, sueños y emociones. Esto me llevó a investigar más sobre el tema, con el fin de entender mejor lo que viví y, al mismo tiempo, poder ayudar a otras madres que, seguramente, también están pasando por lo mismo en silencio.
En el 2021 nació mi segunda hija, todo fue diferente, mucho mejor. Fue entonces cuando quise empezar a especializarme en Salud Mental Perinatal.
Desde la primera clase en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, todo fue profundamente terapéutico. Recuerdo que en una ocasión preguntaron si estaba bien «romperles la burbuja» a quienes creían que todo su proceso había sido bueno. De alguna manera, yo también pensaba que muchas cosas habían sido positivas, hasta que me rompieron la burbuja. Aunque dolió mucho, les agradezco haberme mostrado la verdad, porque con ello empecé a liberarme, paso a paso, clase a clase, mes a mes, con el tiempo.
Durante los primeros meses, mi esposo me sugería que quizá era mejor no seguir viendo las clases, porque cada vez que asistía terminaba llorando. Y lo entiendo, porque es cierto, lloraba mucho, ese día y los siguientes, reflexionando sobre lo que había escuchado, haciendo las tareas, leyendo… Pero yo le decía que todo eso era parte del proceso de aprendizaje, de descubrir las razones de mi sufrimiento, de mis ansiedades y de por qué no me sentía plenamente libre en mi relación con mi hijo.
En fin, gracias por romperme la burbuja y permitirme conocer la verdad sobre el daño que me hicieron. No solo se quedaron en eso, sino que me mostraron un camino diferente, lleno de realidades mejores, más plenas. Ustedes me acompañaron en mi restauración emocional y espiritual. Esto fue tan transformador que, como mencioné en una de las clases que leyeron, mi miedo a un nuevo embarazo y parto se transformó en un anhelo profundo de volver a vivirlo, pero ya sin las heridas del pasado y sin estar expuesta a la violencia obstétrica. Ahí nació mi sueño. El sueño de vivir la maternidad desde una perspectiva fisiológica, con acompañamiento emocional y todo lo bello que conlleva, sin el miedo a que otros me hagan daño.
Mi esposo fue mi principal acompañante en este proceso de liberación. Le contaba todo, mientras iba tomando conciencia de muchas cosas. También le compartía que, si pudiera retroceder el tiempo, cambiaría mis embarazos y partos, o si volviera a quedar embarazada (aunque ya tenemos dos hijos), me gustaría hacerlo de una manera completamente diferente. Le detallaba mis anhelos con mucha ilusión. Poco a poco, él también fue comprendiendo y aprendiendo sobre lo que es correcto. Me decía que esto debía compartirlo y enseñarlo, porque hay mucha ignorancia sobre el tema. Yo le respondía que ya lo hago, desde mi página, en cada conversación que tengo, y también en mi práctica profesional.
Uno siempre busca la manera de reivindicar el pasado y tomar acciones para encontrar paz y consuelo en el futuro. Así que lo primero que me propuse fue: mi hija tendrá la dicha de vivir una maternidad mucho más hermosa y saludable que la mía en todos los aspectos, porque yo estaré ahí para ella. Lo segundo fue: seguiré compartiendo información al respecto, creando conciencia en mi entorno, recomendando a otros. Y así quedó todo, aparentemente.
Pero no pudimos quedarnos ahí. Mi esposo y yo comenzamos a compartir la ilusión de ser nosotros los protagonistas de estas vivencias. Hace un año él había renunciado a su trabajo, y hoy en día tiene mucho más tiempo disponible para estar en familia. Todo se fue dando de manera propicia, y entonces planificamos un tercer embarazo. Ahora estoy llorando de emoción, porque ya tengo casi seis meses de gestación. Hasta aquí, cada uno de mis anhelos y sueños se ha cumplido, por la gracia de Dios. Todo ha sido mucho mejor de lo que había planeado. También anhelo un parto en casa, junto a él, y estamos coordinando para que así sea. Pero incluso si esto último no se diera, hasta aquí ya he ganado mucho, y ha valido la pena totalmente.
Quizá la única palabra que existe es: GRACIAS. Pero todo lo que quiero expresar va mucho más allá de esa palabra.
Por favor, sigan adelante con esta maravillosa labor. Que todas las bendiciones del mundo estén con ustedes y que sigan logrando sus objetivos, porque al menos aquí hay una persona que ha sido transformada gracias a todo lo que hacen.
*Si tú también quieres compartir tu testimonio o tu experiencia en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, puedes escribirnos a comunicacion@saludmentalperinatal.es