Oxitocina, la hormona que hace que la vida merezca la pena. Una jornada con Kerstin Uvnäs Moberg

Imagina una sustancia que hace la vida más agradable, que promueve la calma, el bienestar y el disfrute de la vida. Que con solo tomarla redujera el estrés la presión arterial y el dolor.  Que ademas favoreciera la confianza, las relaciones sociales y el amor.
La buena noticia es que ¡¡no tienes que tomarla!!  Esta sustancia la segrega el cuerpo, y trabaja junto a otros hormonas de bienestar y de placer, formando un cocktail que es el que hace que la vida merezca la pena.  Eso sí, no se genera en cualquier circunstancias, hay que cuidar las condiciones, y más con el estilo de vida de hoy, tan alejado del cuerpo y sus ritmos.
La oxitocina está presente en nuestras vidas, se segrega continuamente, pero muy especialmente en todas las etapas de la reproducción:  la afectividad, la sexualidad, el embarazo, el parto, la lactancia.   Eso es así porque la naturaleza es sabia y premia (si le dejamos) con placer y bienestar aquello que es fundamental para la supervivencia de la especie en las mejores condiciones posibles.  Es la hormona del amor y la filiación, el sustrato hormonal de la formación del apego seguro entre madre y criatura.
Ayer día 25 estuvo en Madrid Kerstin Uvnäs Moberg, investigadora sueca con varios decenios de investigación sobre la oxitocina.  No es posible entender el movimiento del parto respetado y de recuperación de la lactancia materna sin el trabajo de Kerstin, pues ella ha ayudado a conocer científicamente

  • la sinfonía hormonal que se produce de forma espontánea durante esta etapa, si no se interfiere, y su función fisiológica psicosocial
  • el impacto a corto y largo plazo de lo que sucede en esta etapa sobre el comportamiento maternal, el vínculo madre-criatura y la salud mental de ambos
  • cómo afectan a corto y largo plazo las manipulaciones del sistema de la oxitocina durante la atención al embarazo, el parto y el posparto, un momento especialmente sensible de regulación del sistema
  • y sobre todo, cómo favorecer el mejor escenario posible para que todo suceda como la naturaleza ha previsto, y para retomar ese camino cuando las cosas no han sucedido como se espetaba.  ¡¡La naturaleza siempre brinda nuevas oportunidades!!

La oxitocina ha circulado a raudales durante toda la jornada, y no sólo hemos aprendido, sino disfrutado.
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