Por Carmela K Baeza, médico IBCLC
Mientras miraba imágenes de madres con mascarillas y sus recién nacidos, me preguntaba qué tipo de shock sería para el bebé ver a su madre así. Los bebés están neuronalmente cableados para mirar a sus madres y padres a la cara y aprender a leer y expresar emociones desde el nacimiento. Una psiquiatra perinatal señaló a un colega cómo el efecto de la mascarilla se parecía al experimento de la cara inexpresiva.
En 1975, Edward Tronick y sus colegas describieron un fenómeno que llamaron «The still face experiment«, el experimento de la cara inexpresiva. En el experimento, el bebé y la madre están sentados frente a frente, y cuando ésta se queda inexpresiva y no responde a los gestos del bebé, éste «rápidamente se pone nervioso y se repliega». El bebé hace repetidos intentos para lograr que la interacción vuelva a recíproca, como de costumbre. Cuando estos intentos fracasan, con una expresión facial desesperada, el bebé,se retira y orienta su rostro y su cuerpo lejos de la madre. Este hallazgo es consistente y ha sido uno de los más replicados en psicología del desarrollo. Los resultados de los metanálisis confirman el clásico efecto comprobado de la cara impasible en la reducción del intercambio de afecto positivo y de miradas, y aumento del afecto negativo en el lactante.
Y esto ¿qué quiere decir?
Cuando una madre sostiene a su recién nacido en sus brazos, cuando le mira a los ojos y le habla en «maternés«, no es solo un momento tierno. El bebé está aprendiendo a comprender las expresiones faciales, a integrar el tono de voz con la sonrisa y la mirada. El bebé responde gestualmente a la madre y también aprendende qué respuesta obtiene cuando sonríe o pone mala cara. La madre y el bebé están sentando, con estas interacciones, la base para un apego seguro y un afecto social positivo.
El procesamiento de las expresiones faciales es un componente esencial de la interacción social, especialmente para los bebés preverbales. Los estudios han demostrado que la respuesta materna a los gestos faciales infantiles es fundamental para el desarrollo de un mecanismo de adaptación neuronal para estos gestos. La reacción materna fortalece las conexiones entre las representaciones visuales y motoras de los gestos faciales, lo que aumenta la sensibilidad neuronal infantil a señales particularmente relevantes en el entorno social temprano.
«Es la calidad de la interacción con la madre lo que modela el cerebro del bebé», escriben Newman y cols en su estudio. “La calidad de la interacción emocional temprana y el contexto de las relaciones de apego configuran el desarrollo temprano. Específicamente, la calidad de la relación de cuidado da forma al desarrollo neurológico y psicosocial ”.
Las experiencias tempranas de cuidados, atención e interacción emocional impactan directamente en el crecimiento y la organización del cerebro, y las relaciones de apego tempranas pueden tener el efecto de prevenir, o por el contrario, aumentar el riesgo de trastorno mental. «Específicamente, la regulación emocional y del estrés ocurre en un contexto diádico y la organización neurológica infantil está determinada por la experiencia con el cuidador«, afirman Newman y cols.
Entonces … ¿qué pasa si los padres llevan máscaras? ¿Si el bebé no puede ver las expresiones faciales, ni las que sus padres le están proyectando, ni la respuesta de ellos a su propia expresión? ¿Es esta una versión COVID del experimento de la cara inexpresiva?
No solo eso, sino ¿cómo afecta la reacción del bebé a las madres?
En una comunicación personal, la Dra. Rosario Alomar, psiquiatra perinatal, comentó a nuestra directora Ibone Olza: “Una paciente que sufría de depresión posparto y graves dificultades de apego, que estaba mejorando, me expresó con tristeza que desde que le habían aconsejado usar una mascarilla , había sentido una regresión en las respuestas de su bebé. ¡Es como una eterna cara inexpresiva! Es muy triste, la madre y el bebé trabajaron muy duro, luego se infectó con COVID y hubo que elegir entre la mascarilla o la separación, incluso durante la lactancia, que afortunadamente logramos mantener con mucho trabajo ”.
¿Cómo podemos ayudar?
Debemos encontrar soluciones ingeniosas a este problema. Quizás las madres que requieren usar una mascarilla podrían usar cuando interactúan y hablan con el bebé una cubierta facial transparente como las que usan algunos trabajadores de restaurante . O quizás encontrar una solución similar a estas mascarillas transparentes que fueron diseñadas para las personas con discapacidad auditiva que necesitan leer los labios … De alguna manera, debemos asegurarnos de que las madres y sus bebés puedan tener la oportunidad de una interacción expresiva normal.
Fotos cortesía de Irene y Julia