En el puerperio se dan varios procesos simultáneos, entre otros: la recuperación física del embarazo y el parto, la lactancia materna con sus implicaciones psicobiológicas, la reestructuración cerebral y psíquica de la madre iniciada en el embarazo, la construcción del vínculo con el bebé, que requiere toda la energía física y emocional de la madre … todo ello implica una profunda transformación de la relación de pareja, que conviene conocer de antemano para poder interpretar saludablemente los cambios que suceden.
Por Esther Ramírez Matos, psicóloga perinatal y terapeuta de pareja
El papel de la pareja de la mujer puérpera es altamente importante durante esta etapa. Si bien es cierto que la relación entre la mujer y su compañero o compañera varía con la llegada del bebé, no significa que será menos significativa, simplemente ha de entenderse que será distinta por las nuevas necesidades.
Una propuesta perinatal
La diada madre- bebé en esta etapa ha de ser la máxima prioridad para el sistema de familia. Será deseable que la pareja pueda cuidar de esta unidad y velar porque ambos estén fusionados física y emocionalmente, así como por el mantenimiento de límites sanos con las familias de origen y con el resto de la red social.
Del mismo modo habrá de atender las tareas logísticas y hogareñas, así como al resto de los hijos si los hubiera a todos los niveles desde lo logístico a lo emocional.
Muchos padres bienintencionados, amorosos y deseosos de participar en la vida de sus bebés, consideran que su labor consiste en realizar funciones maternales como tener al recién nacido durante horas en brazos o alimentarlo. Sin embargo, nos parece importante resaltar que la evidencia científica ha demostrado desde hace mucho tiempo que los bebés necesitan fundamentalmente a la madre, tal y como dice Nils Bergman, el hábitat del bebé es ella. El contacto estrecho y continuado con su madre ayuda al establecimiento de la lactancia y a que la producción sea suficiente y adecuada a sus necesidades. El apego y la seguridad del recién nacido podrán darse, con el fin de que vaya adquiriendo los logros evolutivos de cada etapa.
Conviene especificar que esta realidad no desplaza a la pareja de la madre sino que la emplaza, la cita para el desarrollo de otra función, le propone un lugar de vital importancia como es el sostén y protección de la diada. Así muchas madres refieren en consulta que agradecen que sus parejas estuvieran cuidando de ellos en tan vulnerable momento. Autores como Laura Gutman (2009) ofrecen una propuesta similar a la nuestra resaltando que la tarea que tiene la pareja, puede consistir en facilitar la diada sin interferir, protegerla, preservarla y defenderla. La vida cotidiana continúa fuera de la burbuja emocional que supone la diada y es la pareja quien tiene la misión de afrontarla, encargándose por ejemplo de las decisiones mentales y de las terrenales que conlleva el día a día.
La madre puérpera está en tal estado de fusión que tiende a acoplarse al ritmo de su bebé y en general suele sentir que las cosas que le vienen de fuera vibran en una frecuencia demasiado alta y rápida. (Gutman, 2009). Así, la pareja, puede ser el guardián que se ocupe de todo para que ella pueda permitirse sucumbir a la introspección propia del puerperio estando fusionada y en conexión con su bebé.
Estas tareas de sostén y protección han de estar acompañadas de una imprescindible actitud de respeto, empatía y aceptación, para la mujer es importante sentirse amada y aceptada tal cual es en esta etapa, sin presiones ni exigencias que correspondan más a quien era ella en momentos anteriores a la maternidad.
Para que el hombre padre o la pareja, haga esta tarea también conectado con sus emociones, posiblemente sea necesario que deconstruya los pensamientos limitantes acerca de la masculinidad y paternidad con los que creció, así lo refiere Javier De Domingo (2018) en su clase sobre paternidad ofrecida en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal. En estas mismas jornadas el Dr. Alfonso Gil llamó la atención sobre la importancia de realizar este trabajo de introspección para prevenir el desarrollo de síntomas o trastornos propios de la pareja durante el puerperio de su mujer, tales como ansiedad y depresión e incluso psicosis (Gil, 2018).
En conclusión, la figura del padre o la compañera es muy importante para la diada siendo su máxima protectora. Se hace cada vez más necesario investigar sobre cómo transitan los padres o las parejas de la madre esta etapa y cómo de ello depende en ocasiones el éxito de su labor protectora.
Es importante aclarar que ésta, es una propuesta surgida desde el enfoque ecosistémico perinatal que considera fundamental la labor cuidadora de la pareja de la madre durante el establecimiento del vínculo con el bebé. Sabemos, sin embargo, de la existencia de múltiples situaciones que no facilitan la disposición de este orden sistémico. Debido a las diferentes circunstancias, las familias han de encontrar sus propias maneras de transitar el puerperio. La comprensión de los diferentes escenarios que generan la toma de decisiones propia del sistema familiar, es fundamental cuando se acompañan familias. Así, por ejemplo, una familia que depende del trabajo del padre para sustentarse y éste ha de viajar 3 semanas por mes para obtenerlo, seguramente encuentre otra fórmula para que la madre esté acompañada. La labor referida podrá correr a cargo de otra mujer de la familia, por ejemplo.
Texto extraído y adaptado del libro Psicología del Posparto, ed. Síntesis
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