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El prototipo de todas las formas de amor | Dr. Michel Odent

La etología estudia el comportamiento de los animales, incluidos los humanos, y los compara entre sí para comprender los patrones comunes y las circunstancias que los favorecen o dificultan. Los estudios mencionados más abajo se centran en el impacto en varias especies que las interferencias en el nacimiento ejercen sobre el comportamiento maternal y de la cría, y el establecimiento del vínculo entre ambos. Cabe mencionar, sin embargo, que en lo que respecta al nacimiento humano las interferencias van mucho más allá de la separación de madres y bebés, algo que afortunadamente se hace cada vez menos, siendo las interferencias bioquímicas las que de forma generalizada interfieren el estado hormonal y por tanto el comportamiento de madres y criaturas y su vinculación, generando un impacto psicosocial generalizado que no se tiene en cuenta a la hora de planificar los servicios de atención a la maternidad.

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Por Dr. Michel Odent

«Los etólogos, que observan el comportamiento de los seres humanos y los animales, consideran el vínculo madre-criatura como el prototipo de todas las formas del amor. Sin importar la especie, inmediatamente después del parto hay un periodo corto pero crítico que tiene consecuencias a largo plazo«. Michel Odent

La verdadera historia de la cientificación del amor comenzó en la década de 1930, con un experimento que se ha tornado una leyenda. el fundador de la etología moderna, Konrad Lorenz, relata que un día se colocó entre patitos recién nacidos y su madre y luego imitó el graznido de la madre pato. Estos patitos mantuvieron un vínculo con Lorenz por el resto de sus vidas, siguiéndolo, por ejemplo, cuando caminaba por el jardín. Así fue introducido el concepto de un período sensible en la formación del vínculo y esto muestra que existe un periodo corto pero fundamental inmediatamente después del nacimiento, que nunca será repetido.

Los etólogos observan el comportamiento de los animales y de los seres humanos. No están interesados en ningún animal en particular; por lo general, estudian un tipo de comportamiento particular en varios animales diferentes, no relacionados entre sí. Aunque tratan de interferir lo mínimo posible, llevan a cabo experimentos. De este modo, muchos de ellos estudiaron el proceso del vínculo entre madre y cría. Todos confirmaron que existe un periodo sensible justo después del nacimiento, en una gran variedad de pájaros y mamíferos.

Bridges, por ejemplo, estudió el nacimiento de las ratas. Si se perturba a una rata cuando está dando a luz, no solo se demorará el parto sino que tendrá efectos en la cría debido a alteraciones en la relación madre-cría. Los efectos a largo plazo pueden también detectarse cuando a las madres se les permite o no lamer a su cría en el nacimiento.

Aquellas que lamen a su cría pueden ser separadas de ella y luego veinticinco días más tarde, son más receptivas que aquellas que no lamieron a su cría. Además, Bridges evaluó la cantidad de contacto con el comportamiento maternal: si se deja a la cría con su madre durante 4 ó 6 horas después del nacimiento, las madres presentan un comportamiento maternal, incluso después de veinticinco días de separación. Siegel y Greenwald también estudiaron la pérdida de comportamiento maternal luego de una separación temprana entre la madre y los bebés hámsters.

Las consecuencias de la separación madre-cría entre ovejas y cabras son aún más espectaculares que entre roedores, ya que la respuesta maternal disminuye más rápido entre estas especies. Otra diferencia en cuanto a los roedores es que las ovejas desarrollan lazos individuales con su cría y rechazan a cualquier otra cría. Ya en 1956, Blauvelt demostró que si un bebé cabra era separado de su mamá por apenas algunas horas, antes de que la mamá tuviera la oportunidad de lamerlo, y luego era devuelto a su lado, la mamá no se vinculaba con el recién nacido (1).

Entre las ovejas, Poidron y Le Niendre descubrieron que si la separación entre la mamá y el corderillo comienza con el nacimiento y tiene una duración de cuatro horas, la mitad de las ovejas no cuidarán después a los corderos (2). Por el contrario, si una separación de 24 horas ocurre luego de dos a seis días después del nacimiento, todas las ovejas aceptarán luego a su cría. Fue también entre ovejas que Krehbiel y Poindron verificaron la relación entre el nacimiento y el comportamiento maternal. Cuando las ovejas daban a luz con anestesia epidural, no cuidaban a los corderos (3).

Los estudios realizados por Harlow tienen muchas implicaciones prácticas (4).

Primero estudió la relación entre mamá y bebé primates, una especie íntimamente relacionada con los humanos. También como científico no dudó en usar la palabra «amor» cuando exploraba los lazos entre dos aspectos de ese vínculo, manifestados entre la relación mamá-cría por un lado y en el comportamiento sexual adulto por el otro. El uso de la palabra «amor» por los etólogos como Harlow nos da una oportunidad única de subrayar el modo en que los estudios científicos del amor pasan por muchas dificultades. El problema principal es que el significado de la palabra no puede explicarse o definirse, dado que el amor tiene tantas facetas. Sin embargo, existen relaciones y similitudes obvias entre las distintas expresiones del amor, y parecería que los etólogos han llegado a un acuerdo tácito: el vínculo entre madre e hijo es el prototipo de todas las formas de amor.

Debemos tener en cuenta que los etólogos también estudian el comportamiento humano. El teólogo alemán Eibl-Eibesfeldt utilizó una cámara especial con una lente lateral para estudiar los comportamientos de flirteo en un gran número de culturas, incluyendo los países industralizados (5). Describió los patrones universales del flirteo y puede demostrar que el mirar fijo es probablemente la forma más constante de galanteo humano. Cuando leo acerca de estos estudios ecológicos, no puedo evitar pensar en la fascinación de las madres humanas ante la mirada fija de sus hijos.

Recapitulando: Los teólogos, que observan el comportamiento de los seres humanos y los animales, consideran el vínculo madre-criatura como el prototipo de todas las formas del amor. Sin importar la especie, inmediatamente después del parto hay un periodo corto pero crítico que tiene consecuencias a largo plazo.

Extractado del libro:
La cientificación del amor. Michel Odent. Ed. Creavida.

Referencias:

  1. Blauvelt, H. «Neonate-mother relationship in goat and Man». In B. Schaffnered. Group processes. Josiah Macy Jr Foundation, New York, 1956
  2. Poindron, P. And Le Neindre, «Hormonal and behavioural basis for establishing maternal behavior in sheep» InZichella, L. And Panchari, R Eds Pshyconeuroendocrinology in reproduction. Elsevier-North Holland Medical Press, Amsterdam, 1979
  3. Krehbiel, D. And Poindron, P. Et al. «Peridural anaesthesia disturbs maternal behavior in primiparous and multiparous parturient ewes» Physiology and Behavior 1987;40:463-72
  4. Harlow, H. F., M. K. and Hanson, E. W. In Rheingold, H. R. ed. Maternal behavior in mammals. John Wiley, New York, 1963
  5. Eibl-Eibesfeldt, I. Human ethology. Aldine de Gruyter, New York, 1989

Foto: Batang Latagaw en Unsplash

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