Por Nicolás Rodríguez Del Real, psiquiatra
Padre de la Fundación Corazón con Amor

 

Mi hija tiene 4 años y 6 meses, tiene una cardiopatía congénita compleja, ha sido sometida a 6 cirugías, de las cuales, 4 han sido cardiacas, más de 12 cateterismo, varios meses en UCI y de experiencias de riesgo vital._
Esta es una lista de aquellas cosas que he aprendido a lo largo de su vida. El orden en la lista no tiene que ver con su orden de importancia, porque todas lo son en su medida. No es mi intención hacer una guía de recomendación de cómo afrontar situaciones como las que he vivido, no soy quien para eso. Solo quise escribirla, porque plasmarla en palabras me sirve a mí para tomar perspectiva… como un animal herido por una emboscada de un depredador y que sobrevive triunfante, esto es como una forma de lamerme mis heridas.


¿Qué he aprendido cómo padre de mi hija?

1. Co-regulación: La autoeficacia está sobrevalorada. Somos por naturaleza una especie social y que la manera por excelencia de regularnos emocionalmente  y cuidarnos es con otro.  La presencia de mi mujer, mi familia, mis amigos y amigos de mis amigos ha sido fundamental para sostenerme y afrontar las cosas con coraje.

2. Resilencia: En la misma línea del punto anterior, no creo que sea posible sobrellevar todo esto sin el apoyo del resto. Es decir, creo que la resiliencia es esencialmente un atributo que se obtiene en la medida que eres cuidado o te cuidas mutuamente con otro.

3. Aceptación y Compasión: He puesto aceptación y compasión como algo inseparable por lo siguiente. Si no empiezas por aceptar tu dolorosa realidad, el desgarrador sufrimiento de ver a tu hija sufriendo, no puedes ofrecerte, ofrecer o permitirte recibir la compasión. Recuerdo patente ese momento que acepté el dolor y fue una experiencia transformadora. Las lágrimas de dolor transmutaron en lágrimas de gratitud; el dolor en el pecho, en una especie de plenitud que me permitió mirar y conectar con mi hija y sentir la experiencia de amor. El dolor tiene sus regalos desparramados por ahí, difíciles de encontrar, pero preciosos.

4. Vulnerabilidad: En la medida que aceptes que eres vulnerable y en muchos aspectos estás carente, aparecerán tremendos gestos de amor y cuidado de parte de tus familiares, amigos y amigos de tus amigos. No tiene nada de malo decir “En esto, te necesito”

5. Crecimiento y Trauma: El hecho de estar traumatizado no quita que haya crecimiento positivo de ello. Por ejemplo, el darte cuenta de tus fortalezas, de la importancia de las relaciones, etcétera. De lo primero, hacerse cargo y buscar ayuda y de lo segundo, agradecer lo bueno de lo malo e integrarlo también como parte de la experiencia.

6. Espiritualidad: El ser humano es un ser con dimensión espiritual. Aprovecha ese regalo (Don). En mi caso, yo creo en Dios, creo que es una presencia omnipotente y presente profundamente amorosa. Creo que los seres humanos trascendemos en la eternidad. Allá están mis padres, acompañándome, sosteniéndome.

7. El Ahora: Sobretodo en los momentos más difíciles, cuando en el horizonte se vislumbran muchos problemas posibles a consecuencia de lo que estás viviendo, me hago un llamado de atención y me digo: “Ese es problema del yo del futuro”. Me ayuda a centrarme en el presente y no sobreestresarme.

8. Autorregulación: Es bueno tener a mano  una batería de habilidades de autorregulación: meditar, técnicas de respiración, caminata consciente, técnicas descontracturantes, distracción, etc. Hay que tener en cuenta que son personales y el hecho que te funcionen en algún momento, no quita que en otros momentos no funcionen. Siempre explora nuevas posibilidades y perfeccionas las que tienes.

9. Tregua: “Hasta las guerras tienen treguas”. La realidad te exige coraje, a veces, determinación y resistencia. Puedes estar pasándolo mal Y buscar momentos felices. Descansa. Cómete algo rico, disfruta algún video, siempre que se puedas, visita algún amigos. Debes cuidar tu coraje, por lo que no lo sobrexpongas y dale treguas.

10. Humildad: No eres un súper héroe. Recuérdate siempre que estás donde estás y haces lo que haces porque eso fue lo que te tocó. Frente a situaciones complejas, no te preguntes cómo, pero sacamos fuerza para afrontarlo. En mi caso, por una hija y familia, se hace lo que está en tus manos.

11. Gratitud: Acostumbra a dar las gracias a quien te da cuidado y cariño; agradece a quienes cuidan de tu hija. En la medida que promuevas un ambiente cálido, mejor será el cuidado para tu hija. Ganan todos. Celebra los logros y si los compartes, aún mejor.

12. Apertura: Mantente curioso y atento a las señales y a la sabiduría  de las personas que te rodean: del médico, de tu compañero o compañera de sala de espera, de tu pareja, de los niños, etcétera… hay kilos de sabiduría en todo esto.

13. Humor: hace más llevadera la desgracia y en lo absurdo también se esconde algo de sabiduría, puesto que, si bien parece una lógica totalmente alejada de la realidad, a la vez te sumerge en lo esencial de ella.

… esto es por ahora. Seguro iré agregando más cosas en el camino…