Cuidar la salud mental de los profesionales del parto y nacimiento beneficia tanto a los propios profesionales como a madres, bebés, familias y al sistema de salud en general. Promover un ambiente de trabajo saludable, ofrecer apoyo psicológico y proporcionar herramientas y recursos de autocuidado son pasos esenciales para asegurar que estos profesionales brinden un cuidado de alta calidad.
Cuidar la salud mental de los profesionales del parto y nacimiento es esencial no solo para los propios profesionales, sino también para madres, bebés, familias y el sistema de salud en su conjunto. Estos profesionales enfrentan altos niveles de estrés y agotamiento, lo que puede llevar a problemas de salud mental como ansiedad, depresión y Burnout.
Pero, ¿qué factores de riesgo influyen en la salud mental de estos profesionales? Blanca Herrera, matrona y docente del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, co-directora de la Formación avanzada en acompañamiento y atención al parto, considera que son varios, pero quizá los más relevantes podrían ser, en primer lugar, la carga de trabajo. «Si tienes mucha carga y asumes la responsabilidad de lo que haces, en muchas ocasiones te sientes absolutamente desbordada. Las ratios de matronas y ginecólogos no se cumplen, no se adaptan a las recomendaciones o a los estándares europeos», cuenta. También señala el ambiente de trabajo: «La relación con tus compañeras influye mucho. Cuando existen relaciones muy verticales el ambiente de trabajo se enrarece. Aprender y propiciar el trabajo en equipo es una asignatura pendiente en muchos de nuestros paritarios». Y, por último, Herrera añade la disparidad en el modelo de atención. «Cuando emergen varios modelos de cuidados, hay fricciones que pueden llegar a ser muy intensas», dice.
Comparte estas ideas Alfonso Gil, psiquiatra perinatal y docente en seminario La salud mental de los profesionales del nacimiento y en el curso Paternidad y Perinatalidad: retos, oportunidades y cuidados. Para Gil, el principal estrés al que se enfrentan los profesionales de la sanidad pública es tratar de brindar la mejor atención posible en un contexto de sobrecarga, lo que impide en muchas ocasiones poder contar con el tiempo necesario para poder establecer una relación que sea capaz de contener la angustia que genera enfrentarse a situaciones de mucha dificultad y sufrimiento. «Esta sobrecarga que dificulta el autocuidado necesario para sostenerse y sostener es lo que realmente impacta negativamente en la salud mental de los profesionales», señala.
Cómo impactan los casos de alta complejidad
Las situaciones de alta complejidad en el ámbito del parto y nacimiento suponen un desafío emocional importante para los profesionales de la salud debido a la dualidad que enfrentan: empatizar con el dolor y sufrimiento de las pacientes, mientras mantienen la distancia emocional necesaria para tomar decisiones difíciles. Según explica Alfonso Gil, «esta dicotomía genera una importante exigencia a nivel profesional y también humano que puede impactar significativamente en la salud de los profesionales, tanto en sentido negativo como en positivo».
Es por esto que para Blanca Herrera es fundamental que los profesionales estén bien entrenamos en emergencias obstétricas y, además, que cuenten con un sistema que les apoye. «Una vez que han estado inmersos en el parto complicado o con malos resultados, sería como atravesar una catástrofe natural o una guerra y no recibir ayuda. Es muy duro ver y compartir el sufrimiento ajeno, y sin los recursos apropiados estamos abocadas a sufrir traumas relacionados con esto. A sufrir sintomatología, que va desde la disociación cuando trabajamos, al síndrome de Burnout…».
Conocer las limitaciones
Si los profesionales están sobrecargados de trabajo no pueden dar la atención que les gustaría dar. «Si están quemados por la situación en la que viven, están mal anímicamente, no pueden sostener como deberían a una mujer a la que están cuidando. Muchas veces los mecanismos de defensa que se utilizan para protegerse del daño que ocasiona el sistema, es precisamente, tratar de aislarse del trabajo y no atender de forma adecuada a las mujeres», sostiene Blanca Herrera.
Para poder cuidar y sostener las necesidades de las madres y sus bebés es imprescindible que los profesionales puedan identificar cuál es su papel y en cómo pueden ser útiles. También las limitaciones que tienen y hasta dónde pueden llegar. «Si no nos encontramos bien mentalmente es difícil que seamos capaces de estar presentes y al servicio de las necesidades de la díada, lo que tiene un impacto negativo en la atención que brindamos», explica Alfonso Gil.
Estrategias y herramientas para mejorar la salud mental de los profesionales
Tanto Herrera como Gil insisten en que el sistema sanitario por la situación de precariedad que atraviesa no ofrece estrategias o programas de apoyo para mejorar el bienestar psicológico de los profesionales. Las iniciativas que existen suelen partir de personas que han instaurado algunos grupos de trabajo en algunos centros, donde hacen grupos de apoyo, tutorización de casos, y algunas otras ideas, pero no es algo que esté disponible para todas las profesionales. Disponer de herramientas prácticas para el autocuidado, prevenir en la medida de lo posible el síndrome del Burnout, favorecer un buen ambiente laboral y el empoderamiento profesional desde el respeto al nacimiento son algunas de las claves importantes para mejorar el bienestar psicológico de los profesionales que atienden el parto y el nacimiento.
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