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Mejorar para cuidar (y ser cuidadas y cuidados)

Por Javier de Domingo, psicólogo y docente del IESMP

Me atrevo a decir que quienes trabajamos en salud desde lo perinatal sentimos una profunda vocación por hacerlo. Es muy probable que nuestro trabajo hable tanto de nosotros como de las madres y padres que acompañamos.

Tal vez, escondido en algún lugar de nuestro cuerpo se alojen las heridas que nos han marcado, de lo que debió “ser” pero no fue. Quizás de ahí provenga nuestro impulso de revisitar una y otra vez los escenarios perinatales que tratamos de promover, evitar o reparar en nuestros pacientes. Tal vez nuestro empeño en bucle sea menos altruista de lo que pensamos. Tal vez no.

Un maravilloso paciente que, tras perder a su bebé, me comentaba:

«En este camino terapéutico que he empezado, he aprendido que hay que pedir lo que uno necesite, ya sea amor, atención o cuidado. Pero, ¿dónde queda la generosidad de dar? ¿Qué hay que esperar de los demás cuando a uno se le viene el mundo encima?».

«Uau», pensé.

Sentí el enorme dolor de quien pide ayuda y no la encuentra a su medida. Su mundo se le caía encima de manera abrumadora. Un duelo puede activar otro más antiguo, agazapado en las simas de traumas pasados. Sabía con claridad que me encontraba ante uno de esos momentos clave en el proceso terapéutico. Mis siguientes palabras eran importantes. No podía y no quería fallarle como claramente fallaron quienes debieron mostrarle el sentido de «pedir» y de instaurar la confianza en uno mismo (y en su entorno).

Percibí al niño que se expresaba a través de su adulto doliente y debía atender a ambos, llegando al primero y apelando al segundo.

Mi respuesta queda entre él y yo, aunque diferenciamos entre el dar y el recibir, desde dónde y los porqués. Al menos, creo que le sirvió para afianzar la confianza en el vínculo terapéutico y para aguantar, al menos, una semana más hasta la siguiente sesión. Sin embargo, ¿dónde nos preparan a los terapeutas para acompañar algo tan preciso como el duelo de un padre que pierde a su bebé? Hay tantos escenarios de trauma en el adulto que, al poner la mirada en sus primeros capítulos de vida, encontramos respuestas muy reparadoras y esperanzadoras.

Tengo claro que, sin la perspectiva de la psicología perinatal, no habría sabido responder como él necesitaba. Y tantos otros y otras.

Hay pocas ocupaciones que permiten llegar a lo más profundo de cada persona, al origen de todo, a la llegada de la vida y a cómo acompañar esos momentos de la mejor manera posible.

La Psicología y Psiquiatría Perinatal, la matronería, la obstetricia, la pediatría, la neonatología, la asesoría de lactancia, las doulas y demás profesionales orientados a los bebés, las madres, los padres o las parejas, podemos tener en común tanto un amor profundo hacia los comienzos de la vida como hacia las heridas antiguas que tratamos de acompañar con nuestra buena (o mala) praxis.

Entiendo que queremos hacer las cosas bien, pero, ¿lo hacemos? ¿Cuántas veces? ¿Siempre? ¿Cómo discernir si nuestro saber y hacer son adecuados a las necesidades de quienes llaman a nuestras consultas? ¿Cuánto nos enrocamos en nuestros limitados saberes, incurriendo en posturas defensivas sobre nuestro trabajo?

En el ámbito perinatal es fundamental recordar que nuestra disciplina es de servicio. Sí, principalmente de servicio a la madre, a la mujer y a sus decisiones de vida. Ya sean estas mejores o peores, respecto a su cuerpo, a su parto, a su elección de pareja, de lactancia y crianza. Hemos de ubicarnos en el servicio. Y en ese dar, debemos ser prudentes con lo que hacemos, por qué lo hacemos y desde dónde lo hacemos, para no introducir lo propio en escenarios tan sensibles.

Es difícil que eso no colisione con la propia biografía familiar del que acompaña. Es cada vez más recurrente el empleo de dinámicas de poder en las consultas. Y no puede ser.

Si somos honestos y honestas, podemos ver que mucho de lo aprendido es mejorable y actualizable. Se lo debemos a nuestros y nuestras pacientes tanto como a nosotros mismos, por responsabilidad profesional y humana. Pero, ¿cómo?

Una manera es buscándonos, encontrándonos, escuchándonos y compartiéndonos.

Y eso precisamente hicimos del 4 al 7 de septiembre de 2024 durante cuatro días en Barcelona gracias a la Conferencia Internacional de la Sociedad Marcé. Nos juntamos profesionales de la perinatalidad de todo el mundo para escucharnos, contrastar saberes, experiencias y aprender los unos de las otras. Yo nunca había ido y tenía ganas, muchas ganas.

Ibone Olza, directora del IESMP, nos propuso a algunos docentes acompañarla y preparar unos talleres.

Finalmente fuimos la Dra. Carmela Baeza y yo. Y lamentablemente, aunque Ibone al final no nos acompañó, Zoe Galinsoga y Paloma Serrano fueron la cara del Instituto en un stand permanente que visitaron tantas y tantas profesionales con enorme cariño y buenas palabras sobre lo que llevamos trabajando desde hace años.

La cantidad de alumnas, presentes y pasadas que se pasaron por allí a saludar, a poner cuerpo, cara, emoción, palabras y compartir proyectos propios fue realmente estimulante.

Por allí también pasaron más docentes del Instituto como la Dra. Azul Forti, el Dr. Alfonso Gil, la Dra. Marta Winter, la Dra. Susanna D’ambrosio y la maravillosa Susana Carmona que tuvo una gran ovación final tras su increíble exposición en el auditorio (“Brain changes during pregnancy and postpartum”). Aprovechamos a ver a compañeras que quisieron acercarse a vernos y sentirnos como Iliana Paris.

Pero sobre todo, asistieron muchísimas exalumnas de las cuáles fue un placer conocer en persona como por ejemplo a Xochitl Carlos y Karla Cardoza de Postpartum Support International; María Paz Aguilera de la Red Chilena; Gabriela Santaella de la Red Mexicana; Yanira Madariaga y Jeniffer Waldheim ambas presentando investigaciones en formato poster durante el congreso.

Poder compartir en lo informal, en lo personal, profesional y bromear y salirnos de los corsés académicos, es parte del trabajo que nuestra profesión debe ensayar más. Así lo hicimos y fue un auténtico gustazo.

Os agradezco queridas compañeras el entusiasmo, la sensibilidad y el ejemplo de compañerismo durante el congreso, en las presentaciones y especialmente en el taller de Kika (Supporting Breastfeeding in Postpartum Mental Health Crisis) y en el mío (The Road Trip from Baby to Healthy Adult: Tools for Psychotherapists to Explore Perinatal Journey).

Chile, Argentina, México, Colombia, Perú y Estados Unidos estuvieron especialmente presentes con una alegría rebosante, un apoyo a la labor del Instituto y un cariño y respeto para los que le poníamos cara. Desbordaron sonrisas y simpatía poniendo en práctica el ejercicio de nuestra disciplina en su punto más amable.

Lo institucional se transformó en una celebración donde la oxitocina y el amor por nuestro trabajo nos unían. Así fue al principio, durante y después. Como debe ser en el escenario perinatal.

Vivimos episodios que nos dejaron cariacontecidos, como la aparición de un murciélago durante la intervención de Susana Carmona en el salón de actos principal. También recordamos a una asistente del taller de la Dra. Baeza que, viniendo de un laboratorio de Estados Unidos, preguntó sin rubor alguno si todos los beneficios de la lactancia materna allí enumerados podían replicarse en un fármaco. «Ehhhh, no… me temo que esa no es la idea de lo que hacemos en el Instituto».

Cierto es que los que asistimos al congreso pudimos disfrutar de charlas y estudios interesantes. Trabajos de África mostraban la enorme carestía de recursos, servicios y atenciones hacia la maternidad. Otros en Asia ofrecían una mirada más particular y ajena a la nuestra, pero afín en lo esencial. Las compañeras de Latinoamérica, bastante a la vanguardia, estaban adelantadas en muchos aspectos y, creo, sirviendo de inspiración las unas con las otras. Y finalmente Europa, donde vimos trabajos de Suecia, Islandia, Reino Unido y otros países que se centraban en aspectos muy específicos de la perinatalidad, lo que nos ayudó a abrir puertas a nuestro trabajo. Había hambre de conocimiento y de hacer conexiones profesionales con hermanas (porque hermanos había pocos) de disciplina.

En su mayoría, venían a mostrar escenarios no deseados de la clínica y las posibles líneas de intervención. Las problemáticas abordadas nos resultaron bastante familiares y, ciertamente, ya muy trabajadas en los distintos seminarios del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal (IESMP). Había otras, debido a su especificidad, que aún no hemos abordado y pueden servirnos de agenda para futuros seminarios.

Nos sorprendió el exceso de estudios sobre asuntos un tanto obvios. Personalmente, me generaba cierto pudor ver tantos recursos institucionales y financieros dedicados a la constatación del sentido común y tan pocos a abrir nuevas puertas que ayuden a nuestra disciplina.

La perspectiva de ver qué se cuece en los distintos países del mundo, precisamente desde nuestra disciplina, era un objetivo en sí mismo. También para el Instituto creo que es relevante escanear si estamos por debajo, a nivel o por encima de lo que se hace allí fuera.

Me atrevo a decir que lo que vimos allí nos dio la sensación de que vamos por el buen camino. La Psicología y la Psiquiatría Perinatal, que trabajamos tan exhaustivamente en el IESMP, parecen ser una brújula bien alineada. Resulta tranquilizador para quienes ahora habitamos esta casa que tanto amamos. También es esperanzador ver el eco de tantas profesionales que nos han acompañado en los últimos 10 años.

Al menos, a mi paciente doliente le puedo decir con honestidad:

«Estamos de guardia, estamos trabajando, estamos para ti, para tu pareja, para las familias y para quién se duele, nos lo tomamos en serio y queremos ofrecer a nuestras alumnas un modelo de buena praxis. Estamos en ello y seguiremos en ello, aprendiendo de quién nos consulta y buscando a las mayores expertas cuando nosotros no lleguemos».

Gracias por tu confianza, paciente o alumna. Seguimos buscando «mejorar para cuidar (y ser cuidadas y cuidados)».

 

 

*Descarga aquí el PDF del taller The Road Trip from Baby to Healthy Adult: Tools for Psychotherapists to Explore Perinatal Journey, de Javier de Domingo, psicólogo y docente del IESMP.

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