Reproducimos los resultados de este elocuente estudio con algunas observaciones previas:
* El estudio toma en consideración la cantidad de leche materna que administrada a los bebés, pero reconoce haber aislado ese factor de otros factores de cuidado materno.  En el estudio se habla de «proporcionar leche materna» a los prematuros, pero no de si en algún momento tomaron el pecho directamente de su madre (en los casos en los que los bebés hubieran alcanzado el grado de madurez suficiente para hacerlo) o si en algún momento pudieron disfrutar del contacto piel con piel con sus madres.  El contacto piel con piel en sí mismo ha demostrado ser la medida más eficaz para potenciar un desarrollo cerebral y físico saludable del bebé, fortalecer el vínculo afectivo con su madre, evitar el estrés y las secuelas derivadas del aislamiento en incubadora y favorecer la producción materna de leche.
*Sobre los efectos a largo plazo de un tipo de alimentación u otro, el estudio se centra en la medición de los tests de inteligencia y los resultados escolares de los prematuros, por ser algo muy fácil de cuantificar y trasladar a estadísticas.  No obstante, esos datos no miden aspectos importantes como la calidad del vínculo afectivo o su inteligencia emocional y social, en lo que también influye poderosamente el modelo de cuidado.
579084_631578223531614_1225504852_n* Las conclusiones de este estudio son extrapolables a la lactancia y cuidados de bebés nacidos a término, como bien demuestran numerosos estudios recogidos por Nils Bergman, por lo que tanto la lactancia materna como el contacto piel con piel se consideran beneficioso para todos los bebés.  En el caso de los bebés prematuros, el hecho de que el desarrollo cerebral de las últimas semanas de gestación se produzca fuera de las condiciones idóneas del útero materno hace que el efecto positivo de estar en el regazo materno sea muchísimo más patente, y que resulte una verdadera terapia y la mejor prevención.
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La lactancia materna mejora el desarrollo cerebral de los bebés prematuros y su rendimiento en la etapa escolar

Un nuevo estudio, que siguió a 180 niños prematuros desde el nacimiento hasta los siete años, encontró que los bebés que fueron alimentados con una mayor proporción de leche materna durante los primeros 28 días de vida alcanzaron un mayor desarrollo de ciertas regiones del cerebro, y a los siete años tenían mejor coeficiente intelectual, mejor rendimiento académico, más memoria de trabajo, y una mejor función motora. Los hallazgos fueron publicados en Journal of Pediatrics.
«Nuestros datos apoyan las recomendaciones actuales de alimentar a los bebés prematuros durante su unidad de cuidados intensivos neonatales ( NICU ) con leche materna. Esto no sólo es importante para las madres, sino también para los hospitales, los empleadores y los amigos y familiares, para que puedan proporcionar el apoyo que se necesita durante este tiempo puedan dedicarse a producir leche para sus bebés» , afirma Mandy Marrón Belfort, MD, autora principal del estudio, investigadora y médica en el Departamento de Medicina del Hospital de la mujer y el recién nacido Brigham (Boston, EEUU).
Los investigadores estudiaron los bebés nacidos antes de la semana 30 de gestación inscritos en el estudio Victorian del cerebro infantil realizado en entre 2001-2003. Se determinó el número de días que los bebés recibieron más del 50 por ciento de su ingesta nutricional en forma de leche materna desde el nacimiento hasta los 28 días de vida. Además, los investigadores examinaron los datos relacionados con los volúmenes cerebrales regionales medidos por resonancia magnética a la edad de término equivalente de cada bebé, y a los siete años de edad. A esta edad también evaluaron el coeficiente de inteligencia, la atención, la mejoría de trabajo, la percepción visual y el rendimiento en lenguaje, lectura y matemáticas.
Los resultados muestran que en conjunto los niños que recibieron leche predominantemente materna durante más días en su hospitalización en la UCI neonatal tenían un mayor volumen de materia gris nuclear, un área cerebral importante para el procesamiento y la transmisión de señales nerviosas a otras partes del cerebro. A los siete años, esos niños tenían un mayor cociente intelectual y un mayor rendimiento en matemáticas, memoria y en funciones motoras.  En general, la ingestión de la leche humana se correspondía con mejores resultados, incluidos volúmenes cerebrales regionales más grandes y la mejora de los resultados cognitivos a los 7 años.
«Muchas madres de bebés prematuros tienen dificultades para proporcionar leche materna a sus bebés, y tenemos que trabajar para asegurar el máximo apoyo para que estas madres logren cumplir sus propios objetivos de alimentación de sus bebés.“
También es importante tener en cuenta que hay muchos factores que influyen en el desarrollo del bebé, y la leche materna es sólo uno», dice Belfort. Los investigadores señalan algunas limitaciones en el estudio, incluyendo que fué observacional. A pesar de que ajustaron factores tales como las diferencias en la educación materna, algunos de los efectos posiblemente podrían ser explicado por otros factores que no se midieron, tales como una mayor participación materna en otros aspectos del cuidado infantil.
Belfort añade que los futuros estudios que utilizan otras técnicas de resonancia magnética podría proporcionar más información acerca de las maneras específicas en las que el consumo de leche humana puede influir en la estructura y función del cerebro. También es necesario un trabajo futuro para distinguir el papel de la lactancia materna de otros tipos de atención materna y el cuidado en el desarrollo del cerebro del bebé prematuro (ver nota en la parte superior).
 
Estudio completo:
Breast Milk Feeding, Brain Development, and Neurocognitive Outcomes: A 7-Year Longitudinal Study in Infants Born at Less Than 30 Weeks’ Gestation
Webs de interés:
Unidos en neonatos. Informe de accesibilidad de las Ucis neonatales
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