La Plataforma pro derechos del nacimiento (PDN) lleva más de 20 años trabajando para visibilizar la importancia que tiene la forma en la que nacemos, así como la necesidad de cuidar el vínculo que se da entre la madre y el bebé. Hablamos con Susana Olalla, cofundadora de la plataforma.
Por Diana Oliver
El 7 de junio se celebra cada año el Día Mundial de los Derechos del Nacimiento para concienciar acerca de la importancia que tiene la forma en la que nacemos, así como visibilizar la importancia de cuidar el vínculo que se da entre la madre y el bebé. Ya lo dijo el obstetra francés Michel Odent: «Para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer». Partiendo de esta idea, y con la intención de visibilizar y denunciar la continua vulneración de los derechos del nacimiento, Ángeles Hinojosa creaba en 1996 la asociación sin ánimo de lucro Nacimiento feliz, que evolucionaría un año después gracias a la unión con Inmaculada Martinez y Susana Olalla, además de una treintena de asociaciones, profesionales y familias hacia la Plataforma pro derechos del nacimiento (PDN), desde la cual lograron redactar el primer Decálogo por los Derechos del Nacimiento en 1999. “Conectamos con la necesidad de hacer una realidad con bien social”, explica Susana Olalla.
Desde entonces, a lo largo de estos 26 años, han creado diversas campañas divulgativas, han impartido conferencias, han elaborado informes y han participado en la elaboración de las guías y estrategias de salud sexual y reproductiva impulsadas y promovidas por el Ministerio de Sanidad de España. Documentos como la Estrategia de Atención al Parto Normal (EAPN), publicada en 2007 y revisada en 2015. ¿Sirve hoy este documento? Responde Olalla que hay mucho que decir sobre este tema, pero considera que está estancada y es necesario actualizarla porque la misma vida también ha cambiado. “Cuando compartimos y participamos en las reuniones para redactar la guía, siempre la PDN trajo el foco hacia el bebé que nace. Hemos de reconocer que el documento en sí mismo es excelente sobre el papel, sólo falta más inversión en reeducación a los profesionales que asisten los partos y nacimientos. Necesitamos volver a considerar el parto como un proceso de salud y, por ende, el nacimiento como una momento único que necesita respeto y bienvenida”.
Una nueva cultura del nacimiento
No es casualidad que Susana Olalla denuncie que necesitamos volver a considerar el parto como un proceso de salud. Socialmente tenemos la percepción del parto como algo peligroso, doloroso, imposible de soportar. ¿Se puede cambiar esto en el imaginario colectivo? “Las personas tienen que interesarse por su bienestar emocional y corporal, observar que quieren y cómo. El parto tiene una variación muy emocional, cada mujer es única e irrepetible en sus actitudes y acciones. Si está informada, acompañada y apoyada, el dolor es un reto más en la vida de esa mujer y su bebé. Necesitamos crear una nueva cultura del nacimiento que parta de un pensamiento diferente, desde un enfoque salutogénico y no desde la enfermedad”, responde Olalla.
Y es que, en la sociedad occidental nacemos, según la experta, como números, como trámites que deben fluir con rapidez. “No hay un acompañamiento compasivo que beneficie la segregación de hormonas necesarias para que el transcurso del parto y del nacimiento fluyan hacia el cause biológico de la naturaleza. Se corta lo instintivo, se nos aleja del ser mamífero intrínseco en cada gestante”.
No es fácil poder elegir la forma en la que parimos. En España las mujeres no tenemos opciones públicas reales más allá del parto en hospital. Salvo un par de casas de nacimientos públicas, no existe la posibilidad de otro tipo de parto si no es teniendo los recursos económicos para planificar un parto en casa o una unidad de parto natural en un centro privado. Para Susana Olalla es esperanzador y muy significativo ver que cada vez más mujeres acuden al hospital con un plan de parto y nacimiento y reclaman una atención individualizada. “Estos pequeños pasos, que se suceden hace años, hacen que poco a poco se esté transformando la atención ofrecida. Sabemos que aún es insuficiente e incitamos a las instituciones a realizar la transformación completa hacia la nueva cultura del nacimiento. Ya contamos con modelos en el extranjero que funcionan y nos sirven de modelo, a pesar de ello, no hay un movimiento a favor desde lo político”, señala.
Sin embargo, también ocurre que aún falta una demanda fuerte por parte de las mujeres de otras formas de parir y nacer. Según Susana Olalla, la mayoría de mujeres llegan a la gestación con una mirada infantilizada y delegando el poder en quienes creen que harán lo mejor por y para ellas. “Muchas mujeres asisten a los controles y al nacimiento de sus hijos como meras espectadoras, sin saber cómo funciona un protocolo hospitalario, sin informarse de opciones, sin conocer y reconocer la fisiología de su propio cuerpo. Lamentablemente desde el sistema se está tan acostumbrado a tomar opción y acción por los “pacientes” que se vulnera el principal derecho, el derecho a ser informada. No hay conciencia hasta después del nacimiento de las criaturas y ante las incomodidades vividas. La información debería darse a todos los niveles: educativo, sanitario, familiar… Son saberes y valores que hemos ido perdiendo en cada nueva generación y que desde hace más de 20 años estamos tratando de recuperar”.
Lo necesario
Le pregunto a Susana Olalla qué necesita un bebé cuando nace. La respuesta es clara: a su madre. “El bebé necesita una madre sostenida, alimentada, cuidada, escuchada, respetada. Amor, piel con piel y devoción ilimitada de la madre hacia la criatura que acaba de nacer”, dice.
Ese sostener a las madres que necesitamos para que mejore la experiencia del parto, nacimiento y postparto, comienza con una mirada fisiológica, respetando el proceso, acompañando y apoyando en confianza y salud. “Nacer es una acto biológico y la madre debe fluir aceptando lo que está sucediendo.
Dar la bienvenida con amor y aceptación sobre la transformación del propio cuerpo que da vida a este nuevo ser”, cuenta.
¿Cómo se presenta el futuro del parto y del nacimiento en España? Desde la PDN, como profesionales que acompañan el nacimiento, son optimistas. “El relevo generacional está influyendo en este cambio que debe visibilizar las necesidades de la mujer y su familia. Si aportamos respeto y amor en lo que decimos y hacemos, seguro será la actitud colectiva real y la aceptación será bienvenida”, concluye Susana Olalla.