Tras el angustiante nacimiento de su hija, Elliott Rae lidió durante más de un año con un síndrome de estrés postraumático, sin buscar ayuda. Ahora anima a padres a hablar de sus problemas y a evitar la agonía que él atravesó.
La depresión en padres tras el parto traumático de la pareja, existe. Elliott Rae se sentó en el repleto Metro de Londres y lloró sin saber por qué. “Sentí una sensación abrumadora de tristeza”, dijo, recordando esa complicada tarde de verano de hace cinco años. Nada en particular pasó ese día para provocar una emoción tan intensa. Se levantó con su hija de nueve meses como hacía normalmente y desayunó con su mujer, Soneni. Después, se fue a trabajar.
Para los amigos, la familia y sus colegas, Elliott parecía estar bien. El decía: “Solo estoy cansado, acabo de ser padre”, y eso bastaba. Pero en realidad, cada día de su vida se convirtió en una lucha, todo a partir de la traumática llegada de su hija al mundo. Elliott tenía constantes recuerdos de su nacimiento y de las duras semanas siguientes que le mantenían despierto todas las noches. “No sentía que fuera yo mismo en absoluto y no tenía energía suficiente para preocuparme por nada”.
Cuando por fin obtuvo ayuda, fue diagnosticado con Síndrome de Estrés Postraumático y publicó un libro, Dad, en el cual se abre contando su experiencia en la paternidad con otros 19 padres. El nunca se imaginó a sí mismo como una persona que pudiera desarrollar una enfermedad mental o necesitaría terapia. Cuando Soneni se quedó embarazada en 2015 él estaba feliz.
El trabajo de parto de Soneni empezó en el hospital en la relativa serenidad y la calma de una piscina de partos. Elliott y la madre de Soneni estaban ahí, acompañándola, como habían planeado. Pero con el paso de las horas la presión arterial de Soneni empezó a subir y el ritmo cardiaco del bebé empezó a descender, por lo que la trasladaron a otra habitación. “Esa habitación era muy distinta, oscura, con muchos aparatos médicos”. En varias ocasiones, la matrona pulsó un botón rojo y la habitación se llenaba de médicos. No era así como él imaginaba que irían las cosas: sostuvo la mano de Soneni y juntos pusieron en práctica los ejercicios de respiración que aprendieron en las clases de hipnoparto.
La prueba de Estreptococo Grupo B dió positivo, por lo que empezaron a administrarle antibióticos vía intravenosa para evitar que el bebé pudiera ser infectado durante el parto. La mayoría de las veces el Estreptococo no es dañino para la madre o el bebé, pero en este caso, lo fue.
Cuando su hija nació, después de 24 horas de trabajo de parto, estaba gris y no hizo ningún sonido. “La matrona puso a la bebé en el pecho de mi mujer y después se hizo el silencio, sentí que todo se detuvo”, dice Elliott.
La habitación se llenó de médicos de nuevo y Elliott solo podía mirar, sin poder creérselo, a su hija siendo reanimada en un lado de la habitación y a su mujer, que había perdido una cantidad preocupante de sangre en el otro. “Sentí que estaba viendo una película y que ese momento le pertenecía a a otra persona”. Todos los sonidos se fundieron, como si Elliott estuviera sumergido bajo el agua y escuchase desde abajo la superficie.
“Durante el parto, tenía un rol, pero ahora me sentía poco útil y en shock. Tuve que hacerme a un lado y confiar en esas personas que no conocía para salvar a mi familia”. En minutos, Elliott avanzaba por un pasillo hacia la UCI Neonatal, su diminuta hija en una incubadora por delante de él. Elliott le dio un beso de despedida a su Soneni y le prometió que volvería pronto.
“Estaba muy preocupado por ambos, pero mi hija tenía cinco minutos de vida y necesitaba estar con ella”, dice. “Por primera vez en mi vida adulta, me sentía como un niño que no sabía qué hacer”. De forma instintiva, alcanzó su teléfono para llamar a su madre, pero no había cobertura. “Cuando llegamos a la UCI, una señora me miró y pudo darse cuenta de que estaba hecho un desastre. Me dijo que necesitaba recomponerme y estar ahí para mi familia”. Agradeció esas palabras, porque tuvieron el efecto devolverle a la realidad.
En los siguientes días, Elliott adoptó una eficiencia casi empresarial, siendo un apoyo para su mujer y enfocándose en aquello que le decía el personal de la UCI en los informes diarios sobre su hija. Él no lloró, ni se vino abajo, “no había tiempo para ello”. Pero al volver a casa la primera noche, sin un bebé en brazos, ni su mujer a su lado, fue extremadamente duro.
Antes de ello, Elliott llevó a su mujer a la UCI y les permitieron sostener en brazos a su bebé durante unos minutos antes de volverla a poner en la incubadora. Ella los miró. Dejarla atrás, rodeada de cables, era descorazonador para ambos.
Después de unos días, la familia de tres pudo estar junta en una habitación, y el bebé fue recuperándose lentamente de la infección de Estreptococo. Después de dos semanas, les dijeron que podrían irse a casa. Elliott y Soneni finalmente sintieron que podían recuperar el aliento. Todo iba a estar bien. No pensó en buscar ayuda, ni tampoco fué algo que alguien le ofreciera.
Soneni, mientras tanto, reconoció que ella necesitaba ayuda y fue diagnosticada con ansiedad postparto, algunos meses después de dar a luz. “Me preocupaba constantemente y siempre me ponía en el peor de los casos”, decía ella. Pero cuando Elliott y Soneni sintieron que comenzaron a avanzar, su hija tuvo una reacción alérgica grave al trigo y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital. “Soneni hizo frente a ello bastante bien, pero a mi me envió de vuelta al nacimiento y a esa sensación de no tener el control y no ser útil”, dice Elliott.
Fue entonces cuando él empezó a mostrar signos de Síndrome de Estrés Postraumático: insomnio, ansiedad y flashbacks que podía aparecer tanto de día como de noche. “Me comentó acerca de sus experiencias extracorporales, fue entonces cuando empecé a preocuparme”, dice Soneni. A ella aún le conmueve pensar en toda la presión que él sintió.
Depresión en padres
Elliott reconoció que necesitaba ayuda en 2017, después de que un periodista le preguntara acerca del nacimiento de su hija, y se dio cuenta de que le costaba hablar sobre ello sin sentirse mal. El periodista le sugirió que hablase con alguien y le puso en contacto con un médico especialista en trauma y en depresión postparto. “yo pensaba en el síndrome de estrés postraumático como algo que solo los soldados sufrían al volver de la guerra, ahora sé que puede ocurrirle a cualquier persona que haya tenido un cambio traumático en su vida “, comenta Elliott.
En enero de 2016, Elliott montó una plataforma de crianza para padres llamada Música, Fútbol, Paternidad (MFP). Fue una salida para hablar sobre la experiencia de ser un padre reciente, aunque no habló del traumático nacimiento o de su síndrome hasta hace poco. Otros padres empezaron a ponerse en contacto y a abrirse, lo que le dio la idea para su libro; Papá. “Creo que la mayoría de los padres lo pasan mal en el mismo punto, y eso es normal, MFP hizo que me diera cuenta de ello”. “Hay muchas historias aquí y no hablamos de ellas en público. La mayoría de quienes están a punto de ser papás, no saben ni la mitad de cómo es en realidad serlo, porque no hablamos de ello”. A Elliott le gustaría que su libro fuera la chispa para que surjan nuevas conversaciones. Hay relatos de hombres que sufrieron como padres recientes, que criaron hijos habiendo enviudado o que perdieron a sus bebés.
“Como hombres y como padres, mostrarnos vulnerables y hablar sobre nuestra salud mental y sobre nuestras dificultades es algo muy nuevo. Todavía no es algo totalmente aceptado” Dice Elliott, quien cree que hay muchas formas en las que los nuevos padres pueden ser apoyados. Para prepararse para convertirse en padre, Elliott leía hilos en Mums.net sobre cosas prácticas como presupuesto o qué carrito escoger, pero eso era todo. “No pensaba en qué tipo de padre quería ser y no hablé de ello con otros hombres, nunca se me ocurrió”
Pero ahora, mediante MF, ha podido empezar a trabajar con servicios de maternidad para llevar a cabo programas que alienten a aquellos hombres que vayan a ser padres, a pensar qué significa convertirse en padre, cómo su identidad cambiará y lo que ello significará para sus relaciones.
* Elliot Rae es autor de Dad, untold stories of fatherhood, love, mental health and masculinity.