Emma Contreras, matrona y docente, imparte desde 2018 un taller para niños de 6 a 12 años sobre aspectos del embarazo, parto, cuidados maternos y muerte perinatal, con el objetivo de normalizar la comprensión de que la muerte es parte inherente de la vida, incluso antes del nacimiento.
La muerte forma parte de la vida. Esto es algo en lo que Emma Contreras, matrona en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander), miembro de la Red el Hueco de mi Vientre y docente en el seminario Pérdida gestacional y duelo perinatal, deja claro en el taller que imparte desde 2018, Nacer. En este espacio, la matrona explica a niños y niñas de 6 a 12 años aspectos relacionados con el embarazo, el parto, los cuidados de la madre gestante y el recién nacido, pero también sobre la muerte y la muerte perinatal con el objetivo de normalizar desde la infancia que la vida también termina, incluso antes de nacer.
«Cuando las profesoras del colegio de mis hijos me pidieron que les explicara a los niños mi profesión, pensé que no podía silenciar la muerte en general y la muerte gestacional», cuenta. Emma Contreras observó que en su entorno, los adultos solían excluir a los niños de los procesos de duelo, evitando el diálogo e incluso mintiendo sobre la muerte, a pesar de que los niños tienen una gran curiosidad y hacen preguntas al respecto. Además, como matrona, la muerte también es parte integral de su profesión, lo que la llevó a decidir que no quería contribuir al tabú existente.
También consideró que el taller podría fomentar una perspectiva menos medicalizada y patologizante de la gestación y el parto, reconociéndolos como eventos profundamente transformadores en la vida de una mujer y su pareja, que requieren el máximo cuidado y protección tanto de los profesionales como de toda la sociedad. Así, en el taller Nacer, aborda diversos aspectos, desde la anatomía femenina hasta el parto, el cuidado de la gestante, el desarrollo del bebé intraútero y el papel de la matrona. Pero también explora temas más intangibles como el vínculo, el amor, el miedo y el proceso de aprendizaje tanto para la madre como para la pareja. «No solo el cuerpo de la madre se transforma, sino también su capacidad para cuidar y amar, al igual que la del padre o pareja», explica.
En el taller se abordan diversos aspectos, desde la anatomía femenina hasta el parto, el cuidado de la gestante, el desarrollo del bebé intraútero y el papel de la matrona.
El taller Nacer está asociado a un proyecto de investigación desde el año 2019, que forma parte actualmente de la tesis doctoral de Contreras. El curso pasado este proyecto de investigación fue galardonado con el premio Sor Clara que otorga el Colegio de Enfermería de Cantabria.
Los niños ante la muerte
Hasta la fecha, el taller Nacer ha acogido a más de 1100 niños, cerca de 200 madres/padres y alrededor de 50 profesores. Este programa se ha llevado a cabo principalmente en Cantabria, pero también en otras ciudades como Madrid, Vitoria, Zamora, Burgos, Las Palmas de Gran Canaria, Murcia, Bilbao, Zaragoza y Granada. Además, el taller está vinculado a un proyecto de investigación iniciado en 2019, que actualmente forma parte de la tesis doctoral de Contreras. El año pasado, este proyecto de investigación recibió el premio Sor Clara, otorgado por el Colegio de Enfermería de Cantabria.
«En general, los profesores dicen que el taller está muy adaptado a la edad de los niños, tanto en los materiales que uso, como en la forma de dirigirme a ellos, y que los niños se muestran muy interesados y participativos», dice Contreras, quien añade que también se sorprenden de la reacción «natural y positiva» de los niños cuando habla de la muerte y cómo cuentan sus propias experiencias de la misma forma: «con naturalidad».
Cuando al final del taller Nacer Emma Contreras pregunta a los niños qué han aprendido, expresan cosas en relación a conocer más sobre el trabajo de una matrona, los cuidados que necesita la gestante, aspectos del desarrollo del bebé intraútero (que oye, que pueden jugar con él, que tiene todos sus órganos con 8 semanas…), sobre la placenta y el cordón umbilical, sobre el amor en la familia, o sobre cómo querer a las personas cuando fallecen. «Estoy aprendiendo y disfrutando un montón. Estoy muy agradecida a los niños y a las familias y profesores que han confiado en este taller», señala.
Tras impartir el taller en los colegios, en un plazo de no más de 15 días, se realiza una entrevista semiestructurada a los profesores. Hace unos años presentó en un congreso internacional los resultados de las primeras entrevistas. Ahora ya llevan 34 entrevistas y espera publicar pronto un artículo de investigación con en análisis cualitativo de todas ellas, y de las notas de campo que otra matrona investigadora toma sobre las preguntas, comentarios y reacciones de los niños en el aula.
Cuando imparte el taller en centros culturales, mide el impacto de este en la actitud de los adultos hacia los niños en duelo, a través de una escala concreta validada por Villacieros-Durbán et al. (2016). Los resultados preliminares de este análisis muestran que el taller ayuda a los adultos a pasar de una actitud de exclusión hacia los niños en procesos de duelo, a una más integradora.
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