Por Dra. I Olza, E Serrano, C Muñoz
El puerperio es un momento de vulnerabilidad psíquica que puede cursar con cuadros psicopatológicos específicos como son los trastornos afectivos del posparto y las psicosis puerperales. En muchos de estos casos puede ser necesario el tratamiento farmacológico durante la lactancia. Sin embargo, el temor a que se les recomiende destetar para recibir tratamiento con psicofármacos hace que muchas madres que amamantan demoren el consultar o que eviten el tratamiento.
Igualmente, el desconocimiento de los beneficios de la lactancia y de los estudios recientes sobre la farmacocinética en la lactancia motiva que con frecuencia los psiquiatras o los médicos de atención primaria recomienden el destete temprano para que la madre pueda iniciar tratamiento psicofarmacológico. Probablemente esta excesiva prudencia esté motivando muchos destetes que se podrían evitar.
Los datos más recientes señalan que la gran mayoría de psicofármacos son seguros durante la lactancia. La Agencia Federal de Medicamentos estadounidense (FDA) está revisando sus recomendaciones en este sentido con el fin de mejorar la información que se facilite en los prospectos sobre el uso de fármacos en la lactancia. Entre las modificaciones se pretende hacer hincapié en los beneficios de la lactancia materna incluyéndolos de forma detallada en todos los prospectos.1,2
Recomendar tratamiento psicofarmacológico para una madre que amamanta a su bebé es una decisión compleja. Las indicaciones que motivan la necesidad de dichos tratamientos son múltiples y no es nuestro objetivo revisarlas en detalle. Simplemente las resumiremos en tres grandes grupos, que creemos se corresponden con las entidades nosológicas más frecuentes en el posparto:
* las depresiones posparto
* las psicosis puerperales
* los trastornos de ansiedad.
A esto se añade la profilaxis de las psicosis puerperales en casos de madres que ya han padecido un episodio previo o que están diagnosticadas de trastorno bipolar.
El objetivo del presente trabajo es ofrecer información práctica y actualizada sobre el manejo de psicofármacos durante la lactancia.
LAS VENTAJAS DE LA LACTANCIA DESDE UNA PERSPECTIVA NEUROBIOLÓGICA
Los beneficios de la lactancia materna para la salud del bebé y de la madre han sido ampliamente demostrados. Tanto es así, que la Academia Americana de Pediatría recomendó hablar de los riesgos de la lactancia artificial en vez de las ventajas de la lactancia materna. No amamantar conllevaría riesgos objetivos de morbimortalidad para la madre y su hijo.3 La alimentación del bebé con sucedáneos de leche materna se asocia a corto plazo con una peor adaptación intestinal, un aumento de la incidencia y duración de procesos infecciosos, mayores tasas de hospitalización y mayor riesgo de mortalidad postneonatal. A medio y largo plazo se relaciona con dificultades en la alimentación, peor desarrollo neurológico, incremento del riesgo de obesidad, cáncer, enfermedades autoinmunes y alérgicas.3 Para una revisión detallada de los riesgos de la lactancia artificial puede consultarse el Manual de Lactancia Materna publicado por la Asociación Española de Pediatría. En la madre, la lactancia artificial se asocia con una peor involución uterina, peor recuperación del peso pregestacional, mayor incidencia de artritis reumatoide y aumento del riesgo de algunos tipos de cáncer y diabetes.3
Algunos de los beneficios de la lactancia se pueden comprender desde una perspectiva neurohormonal. Las dos principales hormonas involucradas en el amamantamiento son la prolactina y la oxitocina. La prolactina, además de intervenir directamente en la producción de la leche materna, desempeña un papel central en la adaptación del cerebro de la madre.4  Produce los cambios que dan lugar a la conducta maternal,5 o dicho de otra forma: la prolactina es una hormona que facilita el maternaje. Probablemente a las madres que tienen niveles altos de prolactina por la lactancia les resulte más fácil y sencilla la crianza. La prolactina tiene además un efecto ansiolítico, interviniendo en la regulación del eje HPA. Las madres que amamantan puntúan más bajo en las escalas de estrés, ansiedad y depresión que las que no lo hacen, y existe una correlación con los niveles de prolactina sérica.6  Este efecto ansiolítico de la lactancia se ha descrito como especialmente importante en madres con trastornos afectivos.7  La prolactina también promueve que la madre desarrolle conductas de protección. Por ejemplo, agudiza la capacidad discriminativa auditiva materna, con lo que facilita la vigilancia del recién nacido.
Por su parte, la oxitocina favorece la eyección de leche materna. Además, media en el vínculo madre-hijo: con cada pico de oxitocina se produce un sentimiento amoroso, lo que favorece que la madre desee y busque la cercanía de su bebé.8 Asimismo aumenta los sentimientos de confianza y bienestar maternos,9 lo que incrementa su autoestima. Tiene además un importante poder ansiolítico, mejora la memoria social y fomenta el interés por las relaciones sociales. Esto evitaría la soledad durante el puerperio y en general contribuye al mejor humor.10
La oxitocina tiene también importantes efectos en el neurodesarrollo del lactante: la hormona materna se excreta en la leche y produce los mismos efectos en el cerebro del lactante, es decir, le produce relajación, serenidad, un mayor interés por las relaciones sociales y mejora la memoria social. Estos efectos de la oxitocina probablemente medien en el hallazgo de que la lactancia mejora el vínculo afectivo y disminuye el riesgo de maltrato infantil.11
En resumen: ante una madre que está amamantando, tenemos que tener presente que la lactancia facilita la crianza y tiene un efecto ansiolítico. En cambio, el destete temprano podría dificultar el vínculo y la crianza y empeorar la ansiedad.
 
Extracto del artículo:  Lactancia para psiquiatras: Recomendaciones sobre el empleo de psicofármacos en madres lactantes
Web sobre compatibilidad de medicamentos y lactancia:  e-lactancia.org