Gestar un bebé entraña cambios espectaculares a nivel fisiológico, pero no sólo a ese nivel. La neurociencia actual está revelando que la gestación es un evento extraordinario más allá de lo físico: también el cerebro se transforma para prepararlo para la tarea más importante como especie: gestar y parir. Se trata de despertar una inteligencia maternal poco comprendida, para la que no preparan los manuales ni los estudios convencionales, pero esencial para criar generaciones de humanos mentalmente sanos: capacidad para conectar con el bebé y entender sus necesidades, intuición para saber qué es lo que necesita en cada momento ¡¡y mucho amor!! La naturaleza prepara a las madres -a todas las madre mamíferas- para esto y para más, por eso es tan importante ofrecer a las madres la posibilidad de vivir un embarazo tranquilo y con tiempo y espacio para que se den los procesos que deben tener lugar.
Un nuevo estudio examinó si el embarazo cambia la sensibilidad neuronal de las madres a las señales faciales de los bebés, y si dichos cambios afectan al vínculo entre ambos. El estudio encontró que aquellas madres que mostraron una mayor actividad cerebral en respuesta a las señales faciales de los bebés desde el embarazo hasta después de ser madres afirmaron tener vínculos más fuertes con sus bebés después del nacimiento que las madres que no mostraron tales aumentos.
El estudio fué realizado por investigadores de la Universidad de Toronto y la Universidad de Liverpool, y se publicaron en Child Development. «Nuestros hallazgos respaldan la idea de que, en el cerebro, las respuestas a las señales de los bebés cambian durante el embarazo y la maternidad temprana, con algunas madres que muestran cambios más marcados que otras», explica David Haley, profesor de psicología de la Universidad de Toronto, quien dirigió el estudio. «Esta variación a su vez está asociada con el vínculo emocional de las madres con sus bebés, según informan ellas mismas».
Los investigadores encuestaron a 39 mujeres embarazadas de entre 22 y 39 años de diversas razas y etnias del área metropolitana de Toronto; la mayoría de las mujeres estaban casadas y tenían estudios universitarios. Las mujeres visitaron el laboratorio dos veces, una en el tercer trimestre del embarazo y una vez de tres a cinco meses después del parto. En ambas visitas, las mujeres participaron en una tarea de procesamiento facial durante la cual su actividad cerebral se midió mediante un EEG (que mide la actividad eléctrica en el cerebro); en la tarea, las mujeres vieron cuatro bloques de 40 caras de bebés y adultos felices y tristes.
En ambas visitas, las mujeres informaron sobre cualquier síntoma de depresión y ansiedad, y en la visita postnatal, sobre cómo se vinculaban con sus recién nacidos. De esta manera, los investigadores determinaron los cambios en la actividad cerebral desde el período prenatal hasta el postnatal. El estudio encontró que los aumentos en las respuestas corticales a las caras de los bebés desde el período prenatal hasta el postnatal en madres individuales se asociaron con relaciones más positivas con el bebé (según informaron las madres) después del nacimiento. En conjunto, los hallazgos sugieren que la transición del embarazo a la maternidad es un período de plasticidad y reorganización en el área cortical del cerebro, que se manifiesta en una mayor percepción a las expresiones del rostro los bebés y una mejor transición a la maternidad.».
Este estudio está limitado por su tamaño y por el hecho de que el vínculo se midió de acuerdo con los informes de las madres, no a partir de las observaciones de la interacción madre-criatura.»Los próximos pasos en nuestra investigación son examinar cómo se comunican las redes emocionales y cognitivas en el cerebro, y si los cambios en la conectividad neural entre estas redes están relacionados con la forma en que las madres entienden y responden a las señales emocionales de sus bebés», dijo Joanna Dudek. un estudiante graduado en la Universidad de Toronto, quien fue coautor del estudio. El estudio fue financiado por el Consejo de Investigación de Ciencias Naturales e Ingeniería de Canadá.
Extractado de:
Joanna Dudek, Tyler Colasante, Antonio Zuffianò, David W. Haley. Changes in Cortical Sensitivity to Infant Facial Cues From Pregnancy to Motherhood Predict Mother-Infant Bonding. Child Development, 2018; DOI: 10.1111/cdev.13182