La transparencia psíquica inherente al embarazo puede desencadenar recuerdos dolorosos en mujeres que han sufrido abusos previos. Este trauma puede tener repercusiones tanto en su salud mental como física, en su relación de pareja y en la conexión con su hijo. Hablar acerca de traumas pasados suele ser un desafío tanto para las mujeres embarazadas como para los profesionales de la salud.
Un estudio (Views from women and maternity care professionals on routine discussion of previous trauma in the perinatal period: A qualitative evidence synthesis) ha examinado 25 investigaciones (publicadas entre 2001 y 2022) que exploraron las perspectivas de mujeres embarazadas y profesionales de la atención médica en relación con las conversaciones sobre traumas pasados. Se trata de las opiniones de 1.602 mujeres embarazadas/madres y de 286 profesionales de la salud/expertos del sector voluntario. Estos participantes provenían de 5 países desarrollados: Australia (12 documentos), Estados Unidos (9), Suecia (2), Inglaterra (1) y Canadá (1).
Ambos grupos coincidieron en que estas conversaciones son valiosas y significativas, siempre y cuando se les brinde el tiempo adecuado para llevarlas a cabo y exista apoyo disponible para aquellos que lo requieran. Las mujeres expresaron el deseo de ser informadas de antemano sobre la posibilidad de abordar el tema y de conversar con un profesional de la salud en quien confiaran. Estas conversaciones son intrincadas y demandan una reflexión cuidadosa, atención y empatía.
Los investigadores identificaron varios temas:
1. ¿Deberían los clínicos preguntar a las mujeres embarazadas sobre traumas previos? Muchas mujeres embarazadas y clínicos consideraron que las conversaciones sobre traumas eran aceptables y valiosas. Sin embargo, las mujeres deseaban ser informadas de antemano sobre la conversación y que esta se llevara a cabo solo si los clínicos tenían suficiente tiempo y habilidades para brindar apoyo. Algunas mujeres dijeron que no tocarían el tema si el clínico no lo preguntaba. Una mujer dijo: «No sabía cómo decirlo, y nadie me lo preguntó».
2. ¿Cómo deberían llevarse a cabo las conversaciones sobre traumas? Las mujeres querían que las conversaciones se realizaran en un entorno privado y cómodo. Preguntas amplias y suaves les permitían expresarse; preguntas cerradas («¿Has experimentado algún trauma en el último año?») podían minimizar traumas previos. Los clínicos sugirieron que un casillero en los registros podría recordar al personal que tuviera estas conversaciones. Notas marcadas podrían alertar a otros miembros del equipo sobre traumas previos y recordarles ser especialmente sensibles.
3. Confianza. La confianza se construía a lo largo de múltiples encuentros con el mismo clínico. Una mujer dijo: «Me abrí con mi partera porque me sentía cómoda con ella». Las mujeres deseaban que los clínicos fueran amables, cuidadosos, sensibles, no juzgadores y compasivos. Algunas no informaban sobre traumas porque temían que les quitaran a sus hijos. Por ejemplo, una mujer dijo: «Ustedes están obligados por la ley… dicen que es confidencial… pero me van a denunciar».
4. Tener a otras personas en las citas Incluir a la pareja en las citas podía ser un desafío. Algunas mujeres se sentían más cómodas con el apoyo de sus parejas. Sin embargo, otras podrían haber sido abusadas por su pareja actual o no haberle contado a su pareja sobre su historial. Las conversaciones sobre traumas eran más difíciles para las mujeres con un dominio limitado del inglés, ya que a menudo no querían compartir sus experiencias con el intérprete o con el familiar o amigo que hacía de intérprete.
5. El impacto de las conversaciones sobre traumas en los clínicos. Los clínicos estaban dispuestos a hablar sobre traumas cuando tenían servicios de apoyo de buena calidad y suficiente tiempo para tener la conversación y brindar apoyo. Sin embargo, las conversaciones sobre traumas podían ser emocionalmente desafiantes. Un clínico dijo: «Al final del día, es difícil no querer tomar una botella de vino para sobrellevarlo…». Esto podría afectar su vida personal. Otro dijo: «Para mí, exploto en casa, no exploto… [en el trabajo]… lo hago con mis hijos, y eso no es muy bueno». Puede ser que estas conversaciones sean particularmente difíciles para los clínicos que han experimentado abusos ellos mismos, pero ninguno de los documentos exploró este aspecto.
El equipo de investigación, liderado por una matrona, trabajó con sobrevivientes de traumas, organizaciones benéficas y proveedores de atención materna. Juntos desarrollaron sugerencias para las conversaciones sobre traumas con mujeres embarazadas basadas en estos hallazgos.
Los investigadores sugieren que las conversaciones sobre traumas deben tener lugar:
1. En un entorno privado, cuando la mujer ha sido preparada de antemano para que se aborde el tema.
2. Cuando el profesional clínico tenga tiempo para responder con cuidado y pueda proporcionar recursos para un seguimiento adecuado.
3. Una vez que se haya construido una relación de confianza entre profesional y mujer.
En definitiva, el personal necesita capacitación, tiempo y apoyo en salud mental para llevar a cabo estas conversaciones. El equipo de investigación señala que la falta de personal presenta un desafío para la continuidad de la atención y puede dificultar la construcción de relaciones entre el personal y las mujeres embarazadas.
Los investigadores sugieren que los profesionales de la salud se beneficiarían al adquirir un conocimiento más profundo de las señales de traumas, su prevalencia y su influencia en el comportamiento. La formación adecuada podría ser clave para prevenir la retraumatización de las mujeres durante estas conversaciones. Es esencial llevar a cabo más investigaciones para explorar el efecto de factores como la clase socioeconómica, la etnia y el estatus migratorio en las discusiones sobre traumas, ya que diferentes poblaciones pueden requerir enfoques adaptados a sus necesidades, según lo indican los investigadores. El equipo está utilizando los resultados de esta revisión y las entrevistas subsecuentes para desarrollar directrices nacionales que asistan a los profesionales de atención materna en la realización de conversaciones efectivas con mujeres sobre traumas pasados.
Joanne Cull, Investigadora Doctoral de Bienestar de la Mujer del NIHR, Universidad de Central Lancashire, autora principal del estudio, ha declarado que si los hallazgos de esta revisión se ponen en práctica, el apoyo a las mujeres que han experimentado traumas en el pasado se mejorará y será más oportuno. «El estudio proporciona a los servicios de maternidad una comprensión más completa de las necesidades de estas mujeres. Como resultado, es menos probable que las mujeres tengan una experiencia angustiante durante la atención materna y tendrán un comienzo más positivo en la vida familiar. La implementación de estos hallazgos también podría ahorrar dinero y mejorar los resultados de salud para el NHS (Servicio Nacional de Salud del Reino Unido). Descubrimos que es emocionalmente difícil para los proveedores de atención materna escuchar a las mujeres hablar sobre abusos y violencia. Sorprendentemente, ninguno de los estudios que revisamos consideró los desafíos adicionales para los clínicos que tienen su propio historial de traumas. Creemos que deberían establecerse sistemas de apoyo y supervisión para ayudar a los proveedores de atención a lidiar con estas situaciones difíciles. Estamos creando pautas nacionales para ayudar a los proveedores de atención materna a tener conversaciones sensibles y efectivas sobre traumas», ha explicado.