Ascensión Gómez López, matrona, fisioterapeuta y docente del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal acaba de publicar Puérpera perdida (Oberón, 2022), un libro en el que ha recogido todo lo que sabe de esta etapa vital tan transformadora.
Que no se vuelve a ser la de antes cuando nos convertimos en madre lo recuerda una y otra vez Ascensión Gómez López, matrona y fisioterapeuta, docente en el seminario de Psicopatología del Parto y Nacimiento, en Puérpera perdida (Oberón, 2022), un libro en el que ha recogido todo lo que sabe de esta etapa vital tan transformadora. Y no se deja nada en el camino: el parto, las primeras horas, los primeros días, el primer mes, las hormonas, las heridas y cicatrices, la salud mental de las madres, los cuidados de nuestro cuerpo. También la sexualidad: reconocer nuestro (nuevo) cuerpo, nuestro (nuevo) deseo. Todo esto está explicado de forma sencilla y amena en poco más de 170 páginas, pero si algo se puede destacar del libro no es sólo esos hitos que va desgranando sino que su autora los ponga en contexto, siempre desde una mirada ecosistémica y, además, acompañada de la riqueza de su propia experiencia y la de otras mujeres que han transitado el posparto. “Esto de ser madre es otra vida, no es tu vida de antes pero con hijos”, escribe.
La maternidad invisible
Los cambios que se han producido a lo largo del embarazo son inmensos. Físicamente, esos cambios se van a revertir en un periodo de tiempo más breve (seis semanas según señalan los libros de obstetricia), pero hay otros cambios más profundos, sobre todo a nivel emocional. Y no es nada fácil aceptar estos cambios, transitarlos, en una sociedad que nos empuja a seguir como si no hubiese pasado nada, que nos obliga a mantener unos ritmos acelerados incompatibles con poder atravesar el postparto de forma saludable. “Es un momento vital tan importante y trascendental que es imposible no pagar un precio si no lo atravesamos con conciencia, apoyo y seguridad. La maternidad, en general, es poco valorada, pero el puerperio en particular es el gran olvidado a todos los niveles: social, sanitario y personalmente”, cuenta Ascensión.
Para ella, además de un cambio enorme a nivel personal, fue el principio de una nueva forma de entender la atención y el cuidado de las madres. En el libro hay una frase que resume a la perfección su forma de entender la maternidad: “Sin cuidados a la madre, las criaturas no se cuidan bien”. Su activismo se ha centrado en poner el foco en esta premisa que, lamenta, no ha sido tenida en cuenta por el feminismo: “Cuando era joven e inconsciente, me aferraba al feminismo como bandera de una igualdad que realmente no entendía, pues no conocía los procesos biológicos de las mujeres y no entendía nada de la maternidad. Al ser madre y darme de bruces con un sistema que no solo no reconocía este hecho, sino que yo misma trataba de vivir como si la maternidad no hubiese pasado por mi cuerpo y mi mente, empecé a darme cuenta de que el feminismo tenía una cuenta pendiente muy grande con la maternidad”.
“La maternidad es un conflicto encarnado en el cuerpo de cada madre porque no se reconoce nuestra biología”, decía la psiquiatra perinatal y directora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal Ibone Olza en una entrevista en El País. El Puérpera perdida, Ascensión critica esta desconexión de nuestros procesos como consecuencia de las imposiciones de un sistema que no entiende de tiempos ni espacios. Un sistema en el que todo lo que no encaja es irremediablemente censurado o ignorado. ¿Dónde quedan las necesidades de la diada madre-bebé? Escribe Ascensión: “El cuerpo de la madre es el hábitat natural de todo ser humano recién nacido. Las primeras horas tras el parto son muy importantes a nivel emocional, pues es el momento de conoceros, de establecer vínculos, con o sin lactancia materna, y de descansar, tu cuerpo ha perdido sangre, peso, volumen, en un momento, y necesita calma para redactarse a estos cambios bruscos en su interior”. Después, los primeros días, las primeras semanas, los primeros meses, los cambios y el aprendizaje continúan desarrollándose y la diada debe seguir siendo acompañada, cuidada y protegida. Porque, como dice Ascensión, “el puerperio no acaba nunca, sino que vamos siendo puérperas menos intensas con el paso de los años, porque si el objetivo es volver al estado de antes del embarazo, eso no sucede nunca; tu cerebro nunca será como antes, tu cuerpo nunca será como antes y tu vida nunca será como antes. Es diferente”.
Posparto compartido
En la maternidad no hay sensaciones buenas o malas, “no hay comportamiento adecuado”, nos dice Ascensión. Los estereotipos pesan mucho en la maternidad. También los físicos. Leemos: “Cuando vemos en los medios a esas mujeres recién paridas maquilladas, impecables para los estereotipos sociales, patriarcales, tendemos a pensar que todas somos así y nada más lejos de la realidad. La mayoría de las mujeres recién paridas tenemos cara de cansada, barriga, prominente y pendular, ojeras, los pelos revueltos y la especto de haber sido atropellada por un camión”. Para aterrizar el postparto real nada como estar en contacto con otras madres. Poder compartir, hablar, llorar, reír, preguntar, cuestionar, juntas, en compañía las unas de las otras.
En una sociedad individualista maternar también lo es. Es aquí donde entra en conflicto con esa necesidad de maternar en colectivo, de transitar el posparto con otras mujeres en el mismo momento vital. O al menos que lo entiendan. “La sociedad no cuida a las madres. Por eso es imprescindible que te cuides tú y que te rodeas de otras madres, que te aporten, tranquilidad y confianza; que te rodeas de otras mujeres que te ayuden hacer y que te sostenga. Y de hombres que te acompañen, aunque no te entiendan”.
Mientras seguimos construyendo ese camino compartido, nos queda la lectura. La lectura que nos sostiene.
Ficha técnica del libro
Puérpera perdida. La transformación vital posparto
SBN: 978-84-415-4658-5
176 páginas
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