¿Cuánto y cómo nos cambia el cerebro al convertirnos en madres? Es una pregunta que muchas mujeres se hacen tras convertirse en madres, a veces preocupadas al sentir que efectivamente, su mente parece funcionar diferente. Esta misma cuestión ha sido investigada ampliamente en otras especies mamíferas, pero muy poco en humanas. Hasta ahora, que este importante estudio dirigido por la investigadora en neurociencia y psicóloga Susanna Carmona, colaboradora docente de nuestro Instituto, demuestra que la matrescencia existe.
El término Matrescencia fué acuñado en 2008 por la psicóloga Aurelie Athan, para hacer referencia a la profunda transformación que conlleva la maternidad y facilitar que socialmente las mujeres reciban más apoyo y comprensión precisamente al convertirse en madres. Lo necesitadas que estábamos de este concepto se refleja en lo rápido que se ha acertado el término, la charla Ted sobre Matrescencia de Alejandra Sacks ha tenido muchísima difusión.
El equipo dirigido por Carmona ya publicó este artículo hace dos años en Nature que tuvo un altísimo impacto, por algo fueron las primeras en demostrar que el embarazo cambia irreversiblemente el cerebro. Ahora, profundizando en la misma dirección, han comparado los cambios que se dan en el embarazo con los que acontecen en el cerebro de las adolescentes, y han encontrado que el proceso es tremendamente similar. Es decir, en ambos casos, adolescencia y embarazo, se da un proceso de poda neuronal y mielinización, que traducido al lenguaje común significa perfeccionamiento de algunas áreas y circuitos cerebrales. ¿Para qué? Para permitir, facilitar y favorecer los cambios de conducta requeridos en la nueva etapa: la transición a la conducta adulta en la adolescencia, y la conducta maternal en el caso de las embarazadas. En la discusión del articulo las autoras explican precisamente porque este cambio no es un deterioro sino todo lo contrario, un perfeccionamiento y una mejora. La matrescencia nos hace mejores madres, aunque en algunos casos pueda incrementar el riesgo de sufrir algunos trastornos mentales.
Desde el Instituto queremos felicitar a Susanna Carmona y todo su equipo por investigar de esta forma tan brillante el tema que nos apasiona, la maternidad, que consideramos absolutamente necesario. Sabiendo lo difícil que es investigar hoy en día en nuestro país sólo podemos celebrar su trabajo y ofrecerle el máximo apoyo y reconocimiento.
Os dejamos el resumen del trabajo, que se puede leer de forma completa en este enlace:
“Pregnancy and adolescence entail similar neuroanatomical adaptations: A comparative analysis of cerebral morphometric changes”. Carmona et al. 2019.
El embarazo produce cambios en cada uno de los órganos y sistemas del cuerpo de la mujer. Tras la fecundación, los órganos maternos modifican su estructura y funcionamiento para optimizar el desarrollo del bebé sin sacrificar demasiado las necesidades de la madre.
La mayor parte de los cambios fisiológicos están orquestados por el sistema hormonal. Durante el embarazo el cuerpo de una mujer está expuesto a niveles hormonales varias decenas superiores a los normales. Por ejemplo, los niveles de estrógenos que produce una mujer en los nueve meses de gestación superan a los que produce una mujer no embarazada a lo largo de toda su vida.
A parte del embarazo, la adolescencia es el único periodo vital caracterizado por un incremento brusco en los niveles de estrógenos. En la adolescencia, las hormonas sexuales regulan el desarrollo de los órganos sexuales secundarios que convierten el cuerpo de una niña en el cuerpo de una mujer. Estas hormonas tienen además la capacidad de modificar la estructura y función cerebral por lo que se han relacionado con procesos como la poda sináptica[1].
En este estudio comparamos los cambios cerebrales que acompañan al embarazo con los que ocurren durante la adolescencia. Tomamos imágenes por resonancia magnética estructural en mujeres antes y después de su primer embarazo, en un grupo de adolescentes a lo largo del desarrollo puberal (ver figura 1), y en mujeres que no tenían hijos y tenían pensado tenerlos en un futuro próximo (grupo control). Las imágenes cerebrales fueron procesadas un método de análisis basado en superficies que nos permite obtener una serie de métricas que caracterizan de manera comprehensiva la anatomía cerebral (ver figura 2). En la figura tres se muestra el porcentaje de cambio respecto en cada uno de los grupos para las diferentes métricas. Como puede observarse, los cambios morfométricos que acompañan al embarazo son idénticos a los que ocurren durante la adolescencia.
Nuestros resultados demuestran que el embarazo y la adolescencia ejercen cambios cerebrales similares en el manto cortical. Además, sugieren que, al igual que en la adolescencia, el embarazo representa un período vital de neuroplasticidad aumentada posiblemente mediada por los factores hormonales. Esto abre la puerta a investigaciones futuras que analicen el papel especifico de las hormonas en ambos procesos vitales y en la prevalencia de posibles alteraciones mentales que acompañan a estas dos etapas de transición.
Publicación original:
Pregnancy and adolescence entail similar neuroanatomical adaptations: A comparative analysis of cerebral morphometric changes
Izq: Magdalena Martínez García ( estudiante de doctorado Laboratorio de Imagen Médica del Hospital Gregorio Marañón)
Derecha: Susanna Carmona Cañabate (investigadora principal de la sección de Neuroimagen del Laboratorio de Imagen Médica del Hospital Gregorio Marañón)
[1]La “poda sináptica”, que consiste en eliminar aquellas sinapsis más débiles y fortalecer las más relevantes, para permitir así un procesamiento de la información más maduro y eficiente. Recibe el nombre de “poda” porque se asemeja al proceso que ocurre cuando se poda un árbol, en el que se desechan las ramas más débiles para fortalecer el crecimiento de las principales.