Un estudio publicado en el último número de Archives of Women’s Mental Health ha realizado una revisión sistemática y una síntesis narrativa de la visión que las mujeres embarazadas tienen de el abordaje no farmacológico de la ansiedad en el embarazo, atendiendo a su aceptación y su satisfacción. Es interesante, no obstante, no perder de vista que en no pocos casos esta ansiedad puede deberse o verse agravada por un seguimiento del embarazo demasiado centrado en todo lo que puede ir mal, y en una interpretación a veces patológica de la fisiología normal del embarazo. Evitar generar estrés y ansiedad innecesariamente ayudaría a prevenir estos cuadros en las madres.
La revisión analiza catorce estudios realizados en Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y Nueva Zelanda. Algunos de ellos incorporaban mujeres embarazadas de entre la población general, mientras que otros se centraban en aquellas que tenían síntomas o factores de riesgo para ansiedad y depresión.
Los estudios evaluaban intervenciones de terapia cognitivo conductual, mindfulness, yoga, evaluación psicológica e intervenciones basadas en la educación y el apoyo; una variedad que, sumada a las diversas metodologías de estudio, dificulta las conclusiones y hace necesario seguir evaluando estas intervenciones con estudios controlados.
No obstante, la opinión de las mujeres es abrumadoramente positiva, y el haber incluido las visiones y experiencias de las participantes resulta esclarecedor acerca de cómo y por qué los componentes de cada intervención contribuyen al resultado final.
Esta revisión recoge las barreras y motivaciones que las mujeres tienen para participar; entre otros, la preocupación inicial ante el screening psicológico. También destaca los beneficios percibidos del apoyo mutuo y las discusiones individuales de su situación: una información muy valiosa para los profesionales de la atención perinatal.
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