La presente entrada es un extracto del siguiente artículo publicado por la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatria:

Olza I, Fernández Lorenzo P, González Uriarte A, Herrero Azorín F, Carmona Cañabate S, Gil Sánchez A, Amado E, Dip, ME. Propuesta de un modelo ecosistémico para la atención integral a la salud mental perinatal. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2021; 41(139): 23-35.

 

Resumen:

La atención a la salud mental tradicionalmente ha prestado poca atención a las madres. Son muy escasos en nuestro medio los programas de atención integral a la salud mental perinatal. Proponemos un modelo de encuadre que sirva para la atención integral a la perinatalidad, incluyendo los cuidados a los procesos psíquicos de la reproducción, embarazo, parto y posparto desde una visión ecosistémica inspirada en las propuestas de Urie Bronfenbrenner y John Bowlby, entre otros, integrando las aportaciones de la neurobiología, la epigenética, los modelos de transmisión intergeneracional del apego y el trauma, la sistémica, y añadiendo una perspectiva de género y ecológica que permita visibilizar las necesidades de la díada madre-bebé en el centro como punto de partida para la prevención y la atención en perinatalidad. Proponemos una mirada perinatal como modelo para continuar profundizando en la atención a madres y familias en el inicio de la vida, así como para cuidar también a las profesionales que los atienden. Apostamos por la escucha, el acompañamiento y la psicoterapia como herramientas básicas en la atención comunitaria e individual a madres, bebés y familias.

Palabras clave: perinatalidad, ecosistémica, maternidad, paternidad, embarazo, parto, puerperio, exterogestación, lactancia.

Razones para una psicología perinatal y del desarrollo ecológicamente válida

La salud mental de las mujeres en el embarazo, parto y posparto ha recibido escasa atención por parte de los sistemas públicos y privados de salud. Tradicionalmente la obstetricia ha centrado su atención en los aspectos más físicos, mostrando escaso interés por los procesos psíquicos de la reproducción. Con demasiada frecuencia, a las gestantes y madres no se las ha escuchado, se ha minimizado o normalizado su sufrimiento, se les ha dicho el clásico “de qué te quejas si tienes un bebé sano” o, incluso, se las ha juzgado y/o maltratado sin que los profesionales sanitarios hayan sido conscientes de ese maltrato1 . El estigma que rodea la enfermedad mental, junto con la misoginia que aún permea la medicina, ha dificultado que las madres busquen y encuentren ayuda eficaz. Muchas se sienten tratadas como meros contenedores durante el embarazo, mientras la atención biomédica con frecuencia se reduce a asegurar que el bebé en el útero (preferimos no llamarlo feto) esté bien en términos inmediatos. La atención sanitaria a las necesidades de las madres en el posparto brilla por su ausencia. Al bebé también se le ve como un ente aislado, sin tener en cuenta la construcción de su psique ni la necesaria simbiosis madre-bebé en el inicio de la vida. Sin embargo, cada vez es mayor la evidencia científica de que el estado emocional de la mujer durante embarazo, parto y posparto tiene enormes repercusiones, tanto para ella como para el bebé que gesta, para la salud física y mental de todos y cada uno de los miembros de la familia, a corto y a largo plazo (2). A su vez, el padre está cada vez más presente en lo cotidiano como soporte emocional de la díada madre-bebé. Su capacidad para el cuidado y para recolocarse en la familia son importantes al considerar el efecto de esta crisis evolutiva para la pareja que ambos conforman y que favorece el crecimiento y la maduración de todo el sistema familiar y de cada uno de sus miembros.

Afortunadamente, crece la sensibilidad también entre las profesionales que, cada vez más, se acercan a esta realidad sin querer perpetuar dinámicas paternalistas y medicalizadoras. Muchas buscan herramientas para poder ofrecer una atención integral a la salud de madres y bebés a lo largo de toda la etapa, teniendo en cuenta las consecuencias en el desarrollo. Como profesionales de la salud mental perinatal, proponemos un encuadre que nos permita integrar todos los aspectos que repercuten a corto y largo plazo en la salud mental tanto de la madre como del bebé, la pareja y la familia extensa. Es decir, pensamos que la atención a la salud mental de las familias en torno al embarazo, nacimiento y crianza requiere una visión amplia, holística y feminista que promueva la salud de todos y que prevenga la psicopatología integrando una perspectiva de género. Es momento de desaprender y deconstruir modelos heredados que por su reduccionismo o su sesgo de género nos parecen poco operativos, cuando no dañinos.

Bases para un modelo de atención a la salud mental perinatal ecosistémico

El modelo ecosistémico que proponemos parte de la epistemología sistémica y en particular de la teoría que Urie Bronfenbrenner desarrolló en su libro La ecología del desarrollo humano (3). Su enfoque, con base sistémica y fenomenológica, nos parece un buen punto de partida para un modelo integrador válido y flexible aplicable a la comprensión y a la atención perinatal.

En su reciente informe de julio de 2019, la relatora de la ONU calificó la violencia obstétrica como un problema global, algo que ya había reconocido anteriormente la OMS (1).

Propuesta de un modelo ecosistémico para la atención integral

Integramos, a su vez, la teoría del apego magistralmente desarrollada por John Bowlby y Mary Ainsworth como modelo epigenético del desarrollo de la persona (4,5). Ellos explicaron la relevancia de la madre, figura de apego primaria, como base segura desde la que poder explorar el mundo y alertaron sobre las consecuencias del daño en este vínculo para el desarrollo socioemocional de las personas. Los hallazgos más recientes de la neurobiología del apego a nivel molecular y epigenético demuestran la transmisión intergeneracional del estilo vincular (6), lo que ratifica las aportaciones clásicas de la teoría sistémica y su aplicación en la terapia familiar. Incorporamos las recientes investigaciones en neurociencias que, partiendo de la biología evolutiva y la epigenética, nos muestran la importancia del hábitat para el ser humano en su neurodesarrollo, ratificando la necesidad de promover prácticas como la lactancia materna o el contacto temprano y estrecho entre la madre y su bebé para cuidar la salud física y mental de ambas (7).

A todas estas propuestas incorporamos una perspectiva de género que nos parece imprescindible. Demasiadas veces la clínica de la mujer en su transición a la maternidad ha sido interpretada desde la subjetividad masculina (8). La creciente presencia de mujeres profesionales e investigadoras en este ámbito nos permite seguir reelaborando los datos, incorporando lecturas que colocan a la mujer como protagonista de su maternidad y como figura prioritaria para el desarrollo integral de la criatura a la que da vida.

Bronfenbrenner hizo una crítica que nos parece acertada al señalar cómo “buena parte de la psicología del desarrollo, tal como existe actualmente, es la ciencia de la extraña conducta de los niños en situaciones extrañas, con adultos extraños, durante el menor tiempo posible” (3; p. 38). Frente a ese reduccionismo de laboratorio de la psicología de la época, que estudiaba el desarrollo de los niños ignorando muchas de las variables ambientales, su propuesta para comprender el desarrollo psicológico pasó por integrar el ambiente ecológico, que concibe como un conjunto de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe dentro de la siguiente, al igual que las “matrioskas” rusas o las capas de una cebolla. Explicaremos a continuación este modelo de capas o círculos concéntricos, que permiten ver el ambiente en su totalidad, como quien ve el bosque más allá del árbol.

Artículo completo:
(1) Olza I, Fernández Lorenzo P, González Uriarte A, Herrero Azorín F, Carmona Cañabate S, Gil Sánchez A, Amado E, Dip, ME. Propuesta de un modelo ecosistémico para la atención integral a la salud mental perinatal. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2021; 41(139): 23-35.

Imagen :  wikipedia