Objetivo del Estudio:
Determinar si los proveedores de salud pediátrica reconocen los síntomas de la depresión materna, y explorar si las características maternas, del profesional médico o el tipo de consulta afectan la capacidad de los pediatras de reconocer a las madres con síntomas depresivos.
Diseño:
Se llevó a cabo un estudio transversal en una clínica pediátrica general en el hospital. Dos grupos de participantes completaron los cuestionarios, sin conocer cada grupo las respuestas del otro:
1) las madres que llevaron a sus niños de 6 meses a 3 años para la revisión de salud o una enfermedad aguda menor
2) proveedores de atención médica pediátrica (pediatras, residentes de pediatría y enfermeros en prácticas).
El cuestionario de las madres consistió en aspectos sociodemográficos y una autoevaluación de síntomas depresivos usando el Índice de Síntoma Psiquiátrico (PSI). Los profesionales sanitarios evaluaron el funcionamiento del niño, la madre y la familia y documentaron los síntomas depresivos maternales. Se cumplieron los criterios de identificación positiva de una madre por parte del profesional médico pediátrica cuando éste informó sobre uno o más síntomas en la madre (de una lista de 10 síntomas depresivos), una calificación de 4 o menos en una escala de funcionamiento, una respuesta afirmativa a la cuestión de si las acciones de la madre parecían de una persona deprimida, o una respuesta de que era probable que a la madre se le diagnosticase depresión.
Resultados:
De las 338 madres que completaron el cuestionario, 214 (63%) fueron evaluadas por 1 de los 60 proveedores pediátricos. El 77 por ciento de las encuestas fueron cumplimentadas por el profesional del niño. La longitud media de la consulta fue de 23 minutos. Las madres eran principalmente solteras, negras o hispanas, y tenían una edad media de 26 años (15-45 años). Casi el 25% de las madres vivían solas con sus hijos.
Ochenta y seis (40%) madres presentaron altos niveles de síntomas depresivos. De ellas, 25 fueron identificadas por proveedores pediátricos (sensibilidad = 29%). Un total de 104 de 128 madres con una puntuación media-baja en la escala de medición fueron identificados como tales por los proveedores (especificidad = 81%).
Los profesionales pediátricos tenían más probabilidades de identificar a las madres que tenían una edad de 30 años, que vivían solas y de la asistencia pública. Además, las madres que fueron evaluadas por el propio proveedor primario del niño o por un pediatra que asistía tenían más probabilidades de ser identificadas con precisión que las madres cuyos hijos fueron vistos por un residente pediátrico o un residente de enfermería.
Conclusiones:
Los proveedores de salud pediátrica no reconocieron a la mayoría de las madres con niveles altos de síntomas depresivos manifestados. Los pediatras pueden beneficiarse de preguntar directamente sobre el funcionamiento maternal usando una herramienta de cribado estructurada para identificar a las madres que están en riesgo de desarrollar síntomas depresivos. La capacitación de los proveedores pediátricos para identificar a las madres con síntomas depresivos puede ser beneficiosa.
Traducido del abstract:
Do pediatricians recognize mother with depressive symptoms?
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