El estrés en el embarazo puede deberse a múltiples factores y las causas no siempre son abordables, pero hay factores que pueden ayudar a mitigar considerablemente sus efectos sobre el bebé. Uno de ellos que la madre tenga apoyo social, así como un seguimiento del embarazo y el posparto basado no sólo en el control sino en los cuidados. Se ha comprobado que éstos son especialmente eficaces cuando lo proveen enfermeras y matronas. Tras el nacimiento, la lactancia materna y el contacto madre-bebé pueden marcar una gran diferencia, ya que inducen estados de calma y bienestar beneficiosos para la salud física y mental de madre y bebé, así como para el vínculo entre ambos.
Está demostrado que el estrés materno durante el embarazo puede afectar el desarrollo fetal e infantil, así como los resultados del nacimiento. Ahora, un nuevo estudio de investigadores del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia Vagelos y NewYork-Presbyterian ha identificado los tipos de estrés físico y psicológico que más influyen.
¿Menos bebés varones cuando hay estrés mental?
Otros impactos del estrés
El estudio demostró que:
- Las madres con estrés físico, con mayor presión sanguínea e ingesta calórica, tenían más probabilidades de dar a luz prematuramente que las madres sin estrés.
- Entre las madres con estrés físico, los fetos habían reducido el acoplamiento de la frecuencia cardíaca y el movimiento, un indicador de un desarrollo más lento del sistema nervioso central, en comparación con las madres sin estrés.
- Las madres con estrés psicológico tuvieron más complicaciones de parto que las madres con estrés físico.
El apoyo social es la clave
Los investigadores también encontraron que lo que más diferenciaba a los tres grupos era la cantidad de apoyo social que una madre recibía de amigos y familiares. Por ejemplo, cuanto más apoyo social recibía una madre, mayor era la probabilidad de tener un bebé varón. Cuando el apoyo social se equilibró estadísticamente en todos los grupos, los efectos del estrés sobre el parto prematuro desaparecieron. «La detección de la depresión y la ansiedad se están convirtiendo gradualmente en una parte rutinaria de la práctica prenatal», dice Monk. «Aunque nuestro estudio fue pequeño, los resultados sugieren que mejorar el apoyo social es potencialmente un objetivo efectivo para la intervención clínica«. Según los investigadores, se estima que el 30% de las mujeres embarazadas reportan estrés psicosocial por tensión laboral o relacionadas con la depresión y la ansiedad. Tal estrés se ha asociado con un mayor riesgo de parto prematuro, que está relacionado con tasas más altas de mortalidad infantil y de trastornos físicos y mentales entre los hijos, tales como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad y ansiedads.
Referencias
- Kate Walsh, Clare A. McCormack, Rachel Webster, Anita Pinto, Seonjoo Lee, Tianshu Feng, H. Sloan Krakovsky, Sinclaire M. O’Grady, Benjamin Tycko, Frances A. Champagne, Elizabeth A. Werner, Grace Liu, Catherine Monk. Maternal prenatal stress phenotypes associate with fetal neurodevelopment and birth outcomes. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2019; 201905890 DOI: 10.1073/pnas.1905890116
- Catherine Monk, PhD, es profesora de psicología médica en el Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia y directora de Salud mental de las mujeres en el Departamento de Obstetricia y Ginecología del Centro Médico Irving de Nueva York-Presbyterian / Columbia University.
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