Dos de cada diez mujeres presentan algún problema de salud mental durante el embarazo y el primer año luego de dar a luz. Más del 75% no son diagnosticadas ni reciben el apoyo y tratamiento adecuados, con las consiguientes repercusiones en la salud no sólo materna sino también infantil (Sociedad Marcé).
Trabajando desde una perspectiva salutogénica, apostando a la promoción de la salud y a la prevención del malestar psíquico, quisiera aprovechar para reflexionar sobre lo que podemos hacer los profesionales de las diversas disciplinas que confluyen en la atención durante este período vital, para contribuir a modificar el escenario actual…
 
DURANTE LA GESTACIÓN

  • Es fundamental que la atención sanitaria se “humanice”, que sea empática y contenedora, que tenga en cuenta no sólo al soma de la mujer gestante sino también a su subjetividad, a su historia, a sus emociones. En la actualidad, la atención sanitaria es – mayormente – despersonalizada y mecanicista. Son pocos los profesionales que preguntan a las mujeres cómo se sienten emocionalmente, cómo es su vida cotidiana, cómo es la relación de pareja (en caso de que la hubiera), si están disfrutando del embarazo, si tienen miedos, dudas, si cuentan con redes de contención/apoyo.
  • Con breves preguntas (por ejemplo, las preguntas Whooley [i]) y/o con la administración en la consulta de escalas de Screening como la de Edimburgo, podría pesquisarse sintomatología depresiva.
  • Promover el apoyo comunitario y favorecer el contacto con otras mujeres: talleres de Preparación Integral para la Maternidad, actividad física [ii], círculos de mujeres gestantes, etc.

 
EN EL PARTO Y POSTPARTO INMEDIATO

  • Potenciar la fisiología, resguardando la intimidad de la mujer en trabajo de parto, garantizando la libertad de movimiento, facilitando que esté acompañada por quien ella elija, evitando intervenciones innecesarias, favoreciendo que su experiencia de parto sea positiva, que se sienta cuidada y contenida, evitando la separación de la diada (salvo que sea estrictamente necesario por cuestiones de salud).
  • El parto es un momento de gran vulnerabilidad para la mujer en el que a nivel cerebral hay un escenario específico preparado para la impronta y el inicio del vínculo con el bebé, que hace que los eventos que transcurren durante el parto y las primeras horas del puerperio puedan quedar vívidamente grabados en la memoria consciente, tanto si son positivos como si no lo son (Ibone Olza Fernandez). Dado que es un estado de gran sensibilidad en el cual la futura madre se encuentra sumamente abierta a un cambio, lo que suceda en dicho período tendrá un impacto directo sobre ella, su autoestima, su pareja, su hijo/a y su vínculo.
  • Stern afirma que “el impacto psicológico más intenso del nacimiento para la mayoría de las mujeres es el sentido de logro y plenitud que sienten después. Euforia, cansancio, agotamiento, victoria y alivio. (…) El sentimiento de haberlo logrado que aparece tras el parto ayuda a dar a la mujer una adecuada confianza desde el comienzo, cuando la confianza es necesaria”. Ahora bien, creo que es importante que nos preguntemos qué pasa cuando la experiencia es negativa, cuando la mujer no siente plenitud, cuando su confianza se ve destrozada. ¿Cómo impacta esta experiencia en su maternidad, en su integridad, en su salud y en el vínculo con su hijo/a?
  • La Organización Mundial de la Salud recomienda desde hace más de 30 años que los recién nacidos permanezcan en contacto ininterrumpido piel con piel con sus madres inmediatamente después del parto/nacimiento. Las primeras horas de vida se conocen como “período sensitivo” (Klaus & Kennell, 1976), durante este período madre e hijo/a tienen una oportunidad óptima de apegarse e influenciarse mutuamente[iii] al encontrarse las hormonas en sus picos máximos para favorecer un encuentro amoroso y placentero.  La Organización Panamericana de la Salud [iv] recomienda postergar por lo menos durante la primera hora de vida todo procedimiento rutinario de atención al recién nacido que separe a la díada justamente para favorecer el contacto piel con piel sin interrupciones. Investigaciones recientes dan cuenta de que el contacto piel con piel (definido como el contacto del recién nacido seco y desnudo, en posición prona sobre el pecho desnudo de su madre, inmediatamente ocurrido el parto durante al menos una hora) ha sido la única variable capaz de explicar la ausencia de síntomas depresivos en mujeres que han cursando embarazos de bajo riesgo obstétrico [v].

 
DURANTE EL PUERPERIO

  • La literatura científica reconoce a la maternidad como una crisis vital en la biografía de una mujer, en la medida en que es una etapa de grandes cambios. La mujer necesitará estar sostenida emocionalmente para poder ofrecer sostén a su bebé. Es fundamental concientizar respecto de la importancia del apoyo social. En la actualidad, la maternidad se vive en soledad, aún en regiones urbanas. La mujer, que al gestar era “el centro de la escena”, se transforma “de la princesa embarazada a la campesina post-partum” [vi]. El aislamiento es un factor de riesgo importante, mientras que el sostén emocional constituye un factor protector.
  • Acompañar a las mujeres madres durante el período postparto, durante la adaptación a su nuevo rol, durante el establecimiento de la lactancia materna. Las dificultades en el inicio de la misma son muy desalentadoras y no sólo pueden dar lugar al abandono de la lactancia, sino que muchas veces también inciden en la autoestima materna. Si la mujer desea amamantar, es importante que como profesionales podamos acompañarla y apoyarla en ello. Un estudio de 63 primíparas a los 2 días tras el parto encontró que tanto la lactancia materna como el contacto piel-a-piel estaban relacionados con niveles de estrés más bajosLa lactancia materna disminuyó las hormonas del estrés, la hormona adrenocorticotrópica (ACTH) y el cortisol (ambas partes del eje HPA), y el contacto piel a piel contribuyó a este efecto. La succión disminuyó la ACTH, y cuanto más tiempo una madre tuviera contacto piel con piel con su bebé, menor era su nivel de cortisol. De esta manera, la secreción de oxitocina causada tanto por contacto piel-a-piel como por succión disminuyó tanto la ACTH como el cortisol. La reducción del eje HPA por la oxitocina reduce el riesgo de depresión y ansiedad de las madres [vii].

Natalia S. Liguori
Psicóloga, Argentina
Co-coordinadora de la Comisión de Psicología Perinatal del Colegio de Psicólogos del Distrito XV de la Pcia. de Buenos Aires.  Co-coordinadora de Nacer Juntos – Psicología Perinatal
https://licenciadanatalialiguori.wordpress.com

Referencias:

[i] Whooley, Avins y Col. (1997): Case-Finding Instruments for Depression.
[ii] Armstrong, Edwards (2004): The effectiveness of a pram-walking exercise programme in reducing depressive symptomatology for postnatal women.
[iii] Bystrova, Uvnäs-Moberg y Col. (2009): Early Contact versus Separation: Effects on Mother–Infant Interaction One Year Later.
[iv] Organización Panamericana de la Salud (2007): Más allá de la supervivencia: Prácticas integrales durante la atención del parto, beneficiosas para la nutrición y la salud de madres y niños. Washington, D.C.
[v] Dois, Lucchini y Col. (2015): Efecto del contacto piel con piel sobre la presencia de síntomas depresivos post parto en mujeres de bajo riesgo obstétrico.
[vi] Tesone (2005): Depresión Puerperal, en Módulo N° 4 del Programa Nacional de Actualización Pediátrica (PRONAP 2005) de la Sociedad Argentina de Pediatría.
[vii] Kendall-Tackett, Uvnas-Moberg (2017): Cómo las intervenciones en el parto afectan a la salud mental de las madres.